Las 10 canciones de Muse que queremos vivir en directo en el Mad Cool

 

Luke Dyson

 

La banda británica sustituirá a Kings of Leon como cabeza de cartel de la jornada del jueves 10 de julio; destacamos los temas que esperamos que suenen en el concierto, como ‘Stockholm syndrome’, ‘Butterflies and hurricanes‘, ‘Plug in baby’, ‘Bliss’, ‘Knights of Cydonia’ y ‘New born’


El Mad Cool reaccionó rápidamente (ni 24 horas tardó) a la cancelación de la gira europea de Kings of Leon, por la intervención quirúrgica de su vocalista, Caleb Followill, quien se fracturó un pie jugando con sus hijos, con la mejor noticia posible: Muse ocupará su sitio como cabeza de cartel en la jornada inaugural, el jueves 10 de julio. La banda británica regresa a la cita madrileña tras su actuación en la edición de 2022, en la que será su única actuación en España dentro de su minigira europea por los principales festivales veraniegos.

 
 

Y aprovechando que para su anterior visita ya elaboramos una lista de deseos con las canciones que consideramos que deberían ser parte de su repertorio, actualizamos esos temas que harían que el concierto fuera aún más especial. Muchos son los mismos, pero otros son incorporaciones que sus fans más incondicionales agradecerán enormemente.

 

10

Showbiz (1999)

La canción que sirvió como aviso de lo que Muse iba a hacer dos años después en ‘Origin of symmetry’, que simplemente fue una evolución natural del sonido de la banda, sin los altibajos de su predecesor y con muchos más medios, y donde explotaron todas sus virtudes. Aunque ‘Showbiz’ no fue de los que más llamaron la atención del debut en 1999 (como sí lo hicieron los ‘singles’ ‘Muscle museum’, ‘Unintended’ y Sunburn’), el tema que da título al disco, y que estaba inicialmente llamado a ser lanzado como sencillo (al final el elegido fue ‘Cave’), se ha convertido con el paso de los años en uno de los favoritos de los fans, hasta el punto de que cada vez que se abre una votación para elegir el repertorio de uno de sus conciertos, suele ser el escogido en primer lugar, por delante de cualquier otro (‘Bliss’ y Citizen erased’ suelen ser los otros habituales).

 
 

Su inicio es diferente a la mayoría de las canciones del grupo, con un ritmo de percusión que va creando tensión junto al bajo y al que se le añade la repetición de la línea «controlling my feelings for too long» hasta que solo se queda sonando la guitarra y continúa la letra. En directo se trata de una introducción que se suprime (los primeros 45 segundos) y arranca directamente por el punteo de guitarra y la parte cantada, hasta alcanzar un clímax aún más épico en el final con el añadido del ‘riff’ de la cara B ‘Ashamed’.

 
 

En los orígenes de la banda, fue de las primeras canciones en sonar en directo, meses antes de que se publicara el disco, en la BBC, a través del programa de Steve Lamacq, un locutor mítico de la radio inglesa a quien le llamó la atención Muse después de que Matt Bellamy le entregara a la recepcionista en Londres una copia del EP ‘Muscle Museum’ dirigido hacia él, canción que emitió semanas después y que se convirtió en la primera del grupo que sonó por las ondas.

Es, además, una de las canciones en las que Matt Bellamy alcanza la nota más aguda con la voz (su rango vocal supera las tres octavas), junto a ‘Micro cuts’ y ‘Survival’, justo al final, lo que en directo desembocaba casi siempre en que su guitarra saliera mal parada, como en aquel mítico concierto durante el festival de cine de Cannes en el que acabó lanzada desde el escenario hacia la playa. La letra aborda lo difícil que es ocultar esa personalidad de nuestro interior que no queremos que nadie descubra.

Sin duda, es una de las canciones que muestran a Muse en estado puro, siempre ‘in crescendo’ hasta que todo explosiona definitivamente en el estribillo, y con un gran solo de guitarra. La producción de la canción, y de la mayor parte del primer disco, corrió a cargo de John Leckie, quien ya había adquirido un gran estatus en el Reino Unido gracias a su trabajo en ‘The bends’ de Radiohead, de ahí las eternas comparaciones con la banda de Oxford, y en el debut de The Stone Roses.

 

 

9

Dead Star (2002)

Publicada como un ‘single’ independiente entre ‘Origin of symmetry’ y ‘Absolution’, se trata de una de las canciones más metaleras de Muse, compuesta tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas, y que la banda incorporó a su ‘setlist’ antes de grabarla, evolucionando por el camino hacia un sonido cada vez más duro.

Era habitual durante las giras tanto de ‘Origin of symmetry’, como de ‘Absolution’, pero desde entonces solo aparece puntualmente por petición popular o en conciertos que la banda ha dedicado a tocar rarezas. El Mad Cool podría ser el lugar perfecto para que vuelva a ganar la notoriedad que merece.

 
 

8

Space dementia (2001)

Una de las canciones más reclamadas por los fans de Muse es ‘Space dementia’. Se trata de un tema claramente influenciado por el compositor clásico Serguéi Rachmaninoff, especialmente por el primer movimiento de su ‘Concierto para piano nº2‘. Al contrario que en ‘Citizen erased’, la canción arranca con piano y cambia en la ‘outro’ a una de las guitarras más distorsionadas y pesadas de la discografía de Muse. La banda incluso planeó aumentar los sonidos de baja frecuencia del final por debajo de los niveles de la audición humana a un nivel ilegal, lo cual finalmente descartó.

El título hace referencia a los efectos cognitivos que pueden experimentar los astronautas a causa de la exposición prolongada al espacio.

 
 


7

Butterflies and Hurricanes (2003)


Si bien en la anterior lista incluimos ‘Hysteria’, como es una fija del repertorio, en esta ocasión apostamos por ‘Butterflies and Hurricanes’, también perteneciente al álbum ‘Absolution’. El XX aniversario del LP es la última novedad discográfica de la banda (17 de noviembre de 2023), por lo que sería perfecto un homenaje en el Mad Cool a una de sus canciones más icónicas y que mejor muestran la vertiente de rock progresivo del grupo.

El título hace referencia al efecto mariposa de la Teoría del Caos de Edward Lorenz y aunque no se publicó hasta el tercer álbum, es una de las primeras canciones compuestas por Bellamy, quien ya dejó algunas pinceladas de su existencia durante la grabación de ‘Showbiz’.

 
 

Solo por el interludio del piano acompañado por los instrumentos de cuerda ya merece la pena, pero nuestra versión favorita, y que consideramos perfecta, es el ‘remix’ con guitarras, que se asemeja más a cómo suena la canción en vivo. El tema ha aparecido en hasta 407 conciertos de la banda, incluyendo en algunas pocas fechas de 2023, así que puede haber esperanzas de que sea una de las sorpresas en la gira de este verano.

 
 

6

Bliss (2001)

La canción de toda la discografía de Muse favorita de Matt Bellamy, con la que cerraba los conciertos en sus inicios y con la que suele lanzar globos gigantes al público. Desde que suenan los primeros arpegios delicados de piano y después con unos sintetizadores que parecen sacados de un juego Arcade, aunque decían que estaban inspirados en un programa de televisión infantil (eso contó Bellamy en una entrevista, pero en realidad pertenecen al videojuego ‘Top Gear’ de la Super Nintendo), instaura la felicidad en todo aquel que la escucha o, como definió el propio cantante y compositor, ese «estado mental en el que das todo lo que tienes sin necesidad de que te lo devuelvan».

Y, sin duda, cuenta con uno de los videoclips más icónicos de Muse, dirigido por el cineasta David Slade (conocido fundamentalmente por la película ‘Hard candy’ y que también fue el responsable de ‘New born’, ‘Hyper music’ y ‘Feeling good’), ese en el que Bellamy se lanza y cae al vacío por el agujero de una especie de estación espacial hasta que llega al final y acaba desvaneciéndose en el universo.

 
 

La canción sonó por primera vez en directo en el festival Bizarre de Alemania en el año 2000. En aquella versión no había guitarra, solo la espiral de los sintetizadores, que sonaban todavía más a videojuego que en la grabación en el disco (donde tienen tanto o más peso que la guitarra en la mezcla final), tocados por el cantante, más la contundencia del bajo y la batería, y cambiaba el orden de muchas de las frases en la letra. En ese concierto, la primera línea no era el popular «Everything about you is how I’d wanna be», sino la que aparece después del estribillo: «Everything about you pains my envying». También hay demos con guitarra y sin sintetizadores.

 
 

Desafortunadamente, pese a su antigüedad, no es uno de los temas más habituales del repertorio en directo de la banda, aunque sea uno de los favoritos de los fans. Actualmente ocupa el puesto número once, con el contador detenido en 551 veces. A lo largo de los años ha variado notablemente la introducción del tema, en la que en la mayoría de las ocasiones la guitarra sustituye al piano –con algunas excepciones– del principio, al igual que en la ‘outro’ extendida en la que Matt Bellamy suele acabar la canción con un solo y uno de sus clásicos ‘riffs’. 


5

Knights of Cydonia (2006)

Seis minutos de épica, en los que caben los sonidos del spaghetti western de Ennio Morricone (en directo suele ser precedida por su ‘Man with a harmonica’, de la película de Sergio Leone ‘Once upon a time in the west’), de rock surfero, de caballos galopando y de láseres, y la grandilocuencia, bien entendida, de Queen. La extensa introducción buscaba usar la guitarra, con mucho trémolo, en lugar de la voz y estaba basada en la banda del padre de Matt Bellamy, The Tornados, principalmente en la canción ‘Telstar’, en la que George Bellamy era el guitarrista rítmico. «Queríamos hacer algo distinto», confesó el bajista de la banda, Chris Wolstenholme, en las entrevistas de promoción. 

 
 

El resultado es un tema con tintes de rock progresivo que parece compuesto en los años 60 y 70 o para una banda sonora, y que difiere de la estructura de cualquier otra canción prototípica de Muse y retoma la senda de ‘Origin of Symmetry’ de no escatimar en la duración de la música y desafiar la paciencia de los fans (nada de los tres minutos y medio de rigor de las versiones radiofónicas), con un estribillo hecho a medida para ser cantado por grandes multitudes en un estadio, y un ‘riff’ final propio de Dream Theatre.

No one's gonna take me alive

Time has come to make things right

You and I must fight for our rights

You and I must fight to survive

No one's gonna take me alive Time has come to make things right You and I must fight for our rights You and I must fight to survive

Desde hace muchos años se ha convertido en la encargada de cerrar sus conciertos, al igual que servía para cerrar el telón del disco ‘Black holes and revelations’, y siempre ha sido una de las más complicadas de ejecutar en el ‘Guitar Hero III’.

También cuenta con uno de los mejores videoclips que nunca ha rodado la banda, dirigido por Joseph Kahn, responsable de otros míticos como el ‘Toxic’ de Britney Spears y ‘Without me’ de Eminem, y quien ya había trabajado con el trío británico en otro de sus vídeos más famosos, ‘Muscle museum’, y que incluyó todo tipo de referencias hacia títulos clásicos de la ciencia ficción (‘Battlestar Galactica’, ‘Westworld’, ‘La fuga de Logan’, ‘El planeta de los simios’, ‘Star Wars’…)

 
 

4

Plug in baby (2001)

El ‘riff’ más conocido de Muse, inspirado en el órgano de la ‘Tocata y Fuga en Re Menor, BWV 565’ de Johann Sebastian Bach y potenciado por los efectos de las setas alucinógenas en el momento de su grabación, es también con el que la banda más conecta y contagia energía al público en los conciertos (de hecho, es el tema más tocado, con 1.030 veces, antes de iniciar su inminente gira). La revista ‘Total Guitar’ lo eligió el mejor del siglo XXI (por delante, entre otros, de los ‘riffs’ de ‘Slither’ de Velvet Revolver, ‘Seven nation army’ de The White Stripes, ‘No one knows de Queens of the Stone Age y ‘Mr. Brightside’ de The Killers), pero la canción también destaca por una base rítmica contundente, con un bajo muy al estilo del sonido de ‘Sexy boy’, de Air, y un estribillo simplemente perfecto: «My plug in baby / crucifies my enemies / when I’m tired of giving».

 
 

El título de la canción viene del nombre de un monitor de bebé que vieron en un catálogo de la marca Argos. La canción, aunque apareció en el segundo disco de la banda, ya había sonado en algún directo en 1996 y formaba parte de sus primeras maquetas, grabadas entre 1996 y 1997 en un estudio de la localidad inglesa de Newton Abbot, aunque, curiosamente, no estaba presente el famoso ‘riff’ que finalmente la ha hecho más conocida. El primer nombre que tuvo fue ‘Virtual reality’ («God was in me and I’m in virtual reality / I’m tired of living», decía la letra).

‘Plug in baby’ fue una de las canciones que motivaron que ‘Origin of Symmetry’ no fuera inicialmente publicado en Estados Unidos, puesto que la discográfica que tenía los derechos en el país, Maverick Records, quería que la banda la regrabase eliminando o rebajando los falsetes de Matt Bellamy (algo imposible de hacer en otras canciones como ‘Micro cuts’ y una de las señas de identidad del tema junto al ‘riff’) para que fuera más ‘radio-friendly’. No lo hicieron, y hasta 2005 no llegó al mercado norteamericano.

Probablemente allí pensaron que un disco inspirado en el libro ‘Hiperespacio’ (la canción ‘Hyper music’ es un guiño directo), del físico teórico Michio Kaku, y en que todo el universo está armonizado por la simetría, no tendría demasiado recorrido, pero los siguientes tampoco se quedaron atrás, poniendo el foco en los misterios de los agujeros negros, la segunda ley de la termodinámica y la teoría de la simulación, además de todo tipo de elucubraciones conspirativas (el proyecto MK Ultra, el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia o HAARP…).


3

Stockholm syndrome (2003)

La canción, que fue una de las sorpresas del ‘setlist’ de la banda en el Mad Cool de 2022, toma el nombre del síndrome de Estocolmo para describir una relación tóxica. Posee uno de los mejores ‘riffs’ de la carrera de Muse, inspirado en System of a Down, que se repite a lo largo de sus cinco minutos variando la velocidad, y que nació antes incluso de convertirse en canción en algunos de los directos, donde ya sonaba en los festivales más importantes de Europa en 2002.

Además, cuenta con uno de los estribillos más redondos de la banda, en el que incluyeron unas notas de piano celestiales y los arpegios de sintetizadores que se convirtieron en una de las señas de identidad de la banda durante sus primeros discos. Y, en general, posee un sonido mejorado respecto a ‘Origin of symmetry’, gracias a la enorme contribución del productor e ingeniero Rich Costey (Audioslave, RATM, Interpol, Franz Ferdinand, Bifft Clyro, Foster the People, Death Cab for Cutie, The Mars Volta…), quien también es responsable de ‘Black holes and revelations’.

 
 

De hecho, fue una de las primeras canciones que grabaron junto a él para ‘Absolution’ durante las sesiones en los Air Studios de Londres, con el objetivo claro de que sonaran «más poderosos y agresivos», algo que ya había hecho en las mezclas de grupos como Audioslave y RATM, y que replicó con Muse, centrándose especialmente en la batería (esta es claramente una de las canciones en las que más se luce Dominic Howard, junto a ‘Assassin’), y aportando esa visión externa y tranquilidad necesarias para rematar las canciones.

Como curiosidad, es una de las pocas canciones de la banda que cuenta con un videoclip con dos versiones (algo que era bastante más habitual en los años 90). En la americana aparece el trío tocando en un ‘talk show’ ficticio, llamado ‘Oracle TV’, en el que el presentador sale volando y el público acaba destrozando el estudio.

 
 

También es la canción que más contribuyó a que Matt Bellamy apareciera en el ‘Libro Guinness de los Récords’ por destrozar el mayor número de guitarras, 140, durante una gira. Sucedió en 2004, durante la promoción de ‘Absolution’. Unos lanzamientos de guitarra que, en alguna ocasión puntual, han acabado impactando en Dom Howard y causándole alguna pequeña herida.

 

2

New born (2001)

Al principio suena un piano muy sutil, casi como si fuera una canción de cuna, al que se van sumando las notas suaves del bajo de Chris Wolstenholme, la voz de Matt Bellamy (y sus respiraciones cada vez que comienza una nueva línea) y el ritmo que marca Dom Howard hasta que, de repente, la última nota del teclado se queda sonando y creando tensión hasta que surge el ‘riff’ más contundente y con mayor distorsión de guitarra de todo el disco, al que se unen unos platillazos atronadores y una caja, en contraposición, excesivamente seca (el sonido de la batería es uno de los debes de ‘Origin of symmetry’), y un bajo igual de arrollador.

La mejor apertura de cualquier disco de Muse, con la que finiquitaban las comparaciones con Radiohead (en aquellos años, con ‘Kid A’ y ‘Amnesiac’, ni la propia banda de Oxford estaba interesada en sonar como Radiohead) gracias también a su colosal estribillo y una letra que avisaba de los peligros de la tecnología, con muchas referencias a la película ‘The Matrix’:

Destroy the spineless

Show me it’s real

Wasting our last chance

To come away

Just break the silence

‘Cause I’m drifting away

Away from you

 
 

Los miembros de la banda han contado en alguna ocasión que antes de actuar en el festival australiano Big Day Out en 2004 pudieron escuchar a los músicos de Metallica, con quienes compartían cartel, tocando ‘New born’ en un ensayo después de que James Hetfield y Kirk Hammet vieran su concierto desde detrás del escenario.

‘New born’ es, además, una de las canciones favoritas en directo, donde, con el paso de los años, la parte de guitarra ha perdido revoluciones y suena cada vez más lenta, mientras que la introducción ha ganado velocidad y ya ni siquiera la toca Bellamy, y con un solo que evoluciona cada gira y en el que sobresale el uso del pedal Whammy (cambia la afinación) para darle ese sonido característico, más todos esos efectos que maneja directamente desde la guitarra.

 
 

Muchos también la recordarán por aparecer en la película francesa ‘Haute tension’ (‘Alta tensión’, en España), a la que le sienta bien para añadirle más nervio a una persecución por carretera y que no desentona dentro de sus grandes dosis de sangre y gore. Paul Oakenfold hizo un ‘remix’ que salió en ‘Operación Swordfish’.

En la gira de ‘Simulation Theory’ formó parte del conocido como ‘Metal medley’, uno de los bises de los conciertos en el que Muse tocaba seguidas unas versiones (excesivamente) acortadas de ‘Stockholm syndrome’, ‘Assassin’, ‘Reapers’, ‘The handler’ y ‘New born’.

 
 

1

Citizen Erased (2001)

La gran obra maestra de la discografía de Muse es ‘Citizen erased’, una canción con cierta aura distópica (la letra está basada en el libro ‘1984’ de George Orwell, en el que los ciudadanos son privados no solo de su libertad, sino también de su privacidad mediante el uso de las nuevas tecnologías), que supera los siete minutos y en la que todo el peso desde el inicio recae en un ‘riff’ mastodóntico, con muchos armónicos, de una guitarra de siete cuerdas (de la marca Manson, diseñada para un músico de jazz que en el último momento decidió no comprarla, lo que aprovechó Matt Bellamy para quedársela), con el sonido más heavy y pesado de la banda y, probablemente, el mejor solo. También impacta por el constante juego de intensidades, al pasar de la explosión del ‘riff’ principal a un estribillo desgarrador y a un punteo de guitarra hipnótico en las diferentes transiciones.

Por si fuera poco, regala unos minutos finales completamente diferentes e inesperados, por la calma y tranquilidad que aportan, en el que el piano es el gran protagonista (Matt Bellamy consideraba que tenía tantos minutos heavies que necesitaba un pequeño respiro al final, para lo que añadió una canción diferente), arropado de sonidos atmosféricos, casi como si hubiera un zumbido constante, lo que eleva a ‘Citizen erased’ a convertirse en el tema más sobresaliente y el preferido por los fans más hardcore.

Curiosamente, la canción no nació del ‘riff’ de guitarra, sino a partir del ritmo de la batería de Dominic Howard y es, con sus siete minutos y 20 segundos, la segunda más larga en la discografía de Muse, solo superada por ‘The globalist’ (10:07), que se vendió como una especie de secuela, y sin tener en cuenta ‘Exogenesis: Symphony’, que se dividía en tres partes (12:51).

 
 

La versión incluida en el ‘XX Anniversary RemiXX’, en la que se renueva el sonido del disco original para que los instrumentos suenen más nítidos y se añaden elementos que se grabaron, pero que no fueron incluidos o no se apreciaban del todo, da mayor protagonismo a las cuerdas y al piano de la ‘outro’, al eliminar los sonidos de sintetizadores del final (que eran como una especie de sirena o alarma) que conectaban con ‘Micro cuts’, e incorpora mucha más distorsión en el ‘riff’ principal. Aunque nuestra preferida es la que suena en el directo ‘Hullabaloo’, al ser una canción que mejora exponencialmente en los conciertos respecto a la grabación original, como sucede con otras muchas de la banda y de esta lista.

 
 
 
 

Bonus track

Sunburn (1999)

Puestos a recuperar una de las canciones de los orígenes de Muse, nuestra elección es ‘Sunburn’, porque el piano es un instrumento que con el paso de los años ha ido perdiendo protagonismo en los conciertos. Si bien en sus inicios siempre dedicaban una pequeña parte a tocar varias canciones con Matt Bellamy sentado al piano, cada vez es algo más complicado de ver. ‘Sunburn’ fue el cuarto ‘single’ de ‘Showbiz’, y en sus inicios era tocada tanto con piano como con guitarra. Inicialmente estaba pensada para que fuera con la guitarra, hasta que el productor John Leckie tomó la sabia decisión de grabar los arpegios del principio con el piano.

 
 

Fija en los conciertos de la banda entre 1999 y 2004, desde entonces tiene una presencia más esporádica en los repertorios, hasta el punto de que la última vez que la banda la ha tocado fue el 12 de abril de 2016 en Londres.

 
 

De la lista se han quedado fuera varias de las canciones más exitosas y tocadas en directo de la banda, como ‘Time is running out’ (1.022 veces), ‘Hysteria’ (968), ‘Starlight’ (842), ‘Supermassive Black hole’ (831), ‘Feeling good’ (488) y ‘Madness’ (445) por el hecho de que algunas de ellas ya están totalmente amortizadas y deberían dejar paso a otras más infravaloradas, como es el caso de las ya ponderadas en este artículo ‘Showbiz’, ‘Sunburn’ y ‘Dead star’, u otras que pasaron demasiado pronto al olvido, como ‘Muscle museum’, ‘Micro cuts’ y ‘Assassin’; joyas con las mejores letras de Muse, como la antirreligiosa ‘Megalomania’ (apenas ha sonado 45 veces y la mayoría entre 2001 y 2002) y ‘Map of the problematique’; y maravillas al piano como ‘Apocalypse please’.