Orquestas, coros, ‘marching bands’ y otras grandes colaboraciones con grupos de rock

 

Kirk Hammett, durante el concierto en 2019 de Metallica junto a la Orquesta Sinfónica de San Francisco para el ‘S&M 2’. / ANTON CORBIJN

 

Las actuaciones de Metallica, Deep Purple, Scorpions y Kiss con sinfónicas y filarmónicas; de Oasis, Nick Cave y U2 con un refuerzo de voces extras; de Radiohead con una banda de jazz y otra de desfile; de Robert Plant y Jimmy Page, y Damon Albarn con ensembles orientales, y de Beck con casi 170 intérpretes de todo el mundo demuestran que las diversas formas de sentir e interpretar la música se complementan a la perfección


Fender, Marshall, Vox… junto a Stradivarius, Buffet, Bach y Alexander. Los años 90 no solo supusieron el ‘boom’ de los ‘unplugged’, popularizados por la cadena MTV, sino también significaron el punto de partida para las más famosas colaboraciones entre bandas de rock y grandes orquestas del mundo, toda una garantía para una experiencia épica.

Los miembros de Metallica no fueron ni mucho menos los pioneros en combinar el sonido más crudo, potente y pasional del rock con los enormes matices y la mayor variedad y complejidad rítmica que podían aportar unos músicos de formación clásica y unos nuevos arreglos que favorecían a muchas de sus canciones (aunque a otras no tanto). Por no hablar de ese grado extra de improvisación, espontaneidad e imperfección de una banda de thrash metal, con fallos en el ritmo en la batería de Lars Ulrich o en las notas en un solo de guitarra de Kirk Hammett, en contraposición con la búsqueda de la excelencia y pulcritud de unos intérpretes más academicistas y totalmente fieles a sus partituras.

Pero su éxito sí que sirvió para que otros muchos grupos de rock y de heavy metal, fundamentalmente, apostaran por esa fórmula y formato, con más o menos acierto, en los años posteriores. El motivo principal es que el rock ha demostrado que es capaz de revitalizar lo clásico y lo clásico, a su vez, consigue revestir de un nivel de sofisticación y majestuosidad único al rock. Porque aunque en el rock se valora mucho más el arte que la técnica, y artistas que apenas sabían tocar su instrumento vendieron millones de discos, también ha querido ganarse con el paso de los años el respeto de la crítica y adquirir una dimensión un poco más intelectual.


El rock ha demostrado que es capaz de revitalizar lo clásico y lo clásico, a su vez, consigue revestir de un nivel de sofisticación y majestuosidad único al rock


Puede que los precursores tampoco fueran Deep Purple (ahí ya estaban experimentando antes con formas clásicas y buscando una mayor originalidad y complejidad artistas como Frank Zappa en el álbum ‘Lumpy gravy’; The Beatles, con canciones como ‘Yesterday’, ‘Eleanor Rigby’ y ‘A day in the life’, y The Moody Blues, en su disco ‘Days of future passed’, grabado junto a la London Festival Orchestra; y que Yes, Pink Floyd, King Crimson y Emerson, Lake & Palmer también potenciaron posteriormente), pero su ‘Concerto for group and orchestra’, que se estrenó en 1969 (mismo año de la primera ópera rock, ‘Tommy’, de The Who) en el Royal Albert Hall con el acompañamiento de la Orquesta Filarmónica Real británica, supuso el primer intento serio de acercamiento a la música clásica (término, obviamente, genérico), combinando la contundencia de una banda de rock, con su formación más icónica de siempre, con el virtuosismo de una orquesta de más de 100 músicos.

 
 

Aunque se traten de dos estilos tan distintos, el famoso inicio de la Quinta Sinfonía de Beethoven –sol sol sol mi– es considerado por muchos como el primer riff de la historia, algo de lo que el rock ha bebido a lo largo de su historia. Incluso, el exguitarrista de Genesis, Steve Hackett, piensa que el compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, gracias a su ‘Obertura 1812’, es el inventor del heavy metal.

El director de orquesta y compositor valenciano Andrés Valero-Castells, en su libro ‘La intertextualidad entre la música clásica y el rock duro’, que firma a medias con Noelia Barros de Cuña, da con la clave de todo, al puntualizar que aunque parece evidente que «una simple canción de rock no posee ‘a priori’ la creatividad de una sinfonía clásica», también es cierto que, en un mundo tan globalizado como el actual, «las fusiones, así como el experimentalismo, hacen que las fronteras queden como mínimo difuminadas».

«El rock por definición posee una cierta simplicidad para ser entendido a las primeras de cambio y, por el contrario, hay muchísima música clásica contemporánea que puede resultar altamente críptica incluso después de un estudio profundo. Pero ni toda la música de creación es tan compleja, ni todo el rock tan simple», reflexiona en el libro. Y alcanza la siguiente conclusión: «La música no solamente es clásica, moderna, contemporánea, popular, ligera o comercial. La música es sencillamente buena o mala, al margen de su estética, su género o su estilo».

Pero más allá de esa ecuación exitosa entre banda de rock y orquesta sinfónica o filarmónica en busca de una mayor credibilidad artística y de redibujar el mapa sonoro, existen otras muchas colaboraciones o ‘crossovers’ con otros estilos más clásicos que también han servido para explorar los límites del talento musical y mostrar una nueva dimensión de canciones famosas, como puede ser la participación en un concierto, disco o canción de un coro infantil, adulto o de góspel, una ‘marching band’ de una universidad norteamericana, una banda de jazz, una orquesta de cámara o de lugares con culturas diferentes a la occidental, como Marruecos, India, Siria y Egipto, para generar ritmos y armonías más exóticos y reconstruir clásicos con inspiración oriental.

  • A continuación, exponemos varios de los proyectos musicales más interesantes de las últimas décadas (los de grupos nacionales lo dejamos para otro reportaje que saldrá publicado esta misma semana) que demuestran que las diferentes formas de sentir e interpretar la música se complementan a la perfección y se nutren mutuamente:

Beck + 167 músicos: orquesta, coros, ‘marching band’, The Dap Kings, ensembles… (2013)

El artista estadounidense Beck participó en 2013 en un proyecto para grabar una versión en un escenario de 360º de la canción ‘Sound and vision’ de David Bowie, de cara a publicitar el nuevo Lincoln MKZ que puso a la venta la compañía Ford. Para ello, alargó la canción original a casi nueve minutos y contó con un total de 167 músicos, entre los que se incluía miembros de la USC Trojan Marching Band y de los coros Fred Martin de Colorado y Millennium de Los Ángeles; una orquesta de cuerda compuesta por músicos habituales de estudio; integrantes de The Dap Kings, la banda de acompañamiento de Amy Winehouse en su álbum ‘Back in Black’ y habituales de Sharon Jones hasta su fallecimiento, además de un gamelán (ensemble de instrumentos de percusión tradicional de Indonesia), un grupo de charango (una especie de guitarra típica de Perú), nueve guitarristas, un theremista e incluso un cantante tirolés. Y todos dirigidos por David Campbell, padre del artista.

El resultado es simplemente espectacular, aunque no deja de ser más bien una experiencia auditiva e interactiva que una versión al uso, con el uso de micrófonos binaurales y tres cámaras de 360º que permitían al usuario elegir diferentes ángulos y escuchar y experimentar lo mismo que el público que estuvo presente en el evento.

 
 

Roger Waters + Orquesta Sinfónica de Radio Berlín y coro, Orquesta Militar del Ejército soviético, Scorpions… (1990)

El concierto de Roger Waters en Berlín el 21 de julio de 1990, para conmemorar la caída del Muro, es, probablemente, el más espectacular de la historia. Ante casi medio millón de personas en la plaza Potsdamer y la Puerta de Brandenburgo y millones por televisión, el músico tocó acompañado de la Orquesta Sinfónica de Radio Berlín, dirigida por Michael Kamen, y su coro; la Orquesta Militar del Ejército soviético e invitados ilustrísimos como Scorpions, Cyndi Lauper, Sinéad O'Connor, Van Morrison, Paul Carrack y Bryan Adams y, dado el fastuoso montaje, tampoco faltaron algunos problemas técnicos. Todos se unieron para dar vida de nuevo a un álbum mítico, ‘The wall’, sin el resto de músicos de Pink Floyd por las disputas con Waters por el control creativo de la banda.

 
 

Deep Purple + Orquesta Filarmónica Real (1969)

Con el rock progresivo dando sus primeros pasos, Deep Purple estrenó en 1969 en el Royal Albert Hall su ‘Concerto for group and orchestra’, una obra de tres movimientos compuesta por su teclista, Jon Lord, al estilo de una sinfonía clásica, en la que contaban con la colaboración de la Royal Philharmonic Orchestra (había partes que tocaban por separado y otras juntos, como el clímax final, lo más destacado del experimento), bajo la batuta de Malcolm Arnold, ganador de un Oscar por la banda sonora de ‘El puente sobre el río Kwai’. Se trata de 45 minutos de psicodelia y solos de guitarra y batería de Ritchie Blackmore e Ian Paice mezclados con pasajes sinfónicos (durante la actuación también tocaron por separado piezas clásicas y las canciones ‘Hush’, ‘Wring that neck’ y ‘Child in time’) y que supuso la primera vez que una banda de rock tocaba junto a una orquesta al completo.

También significó el debut del cantante Ian Gillan y el bajista Roger Glover, dando lugar a la mejor formación de siempre de la banda. Sin embargo, eso no impresionó a los músicos de la orquesta, que mostraron sus reticencias durante los ensayos a tocar con «unos Beatles de segunda». No en vano, se trataba en cierto modo de una batalla entre una banda de rock y una orquesta, que al final acababan tocando juntos.

La partitura original de la sinfonía se perdió en 1970, por lo que las siguientes actuaciones –hubo que esperar hasta 1999, de nuevo en el Royal Albert Hall y con la Orquesta Sinfónica de Londres–, se hicieron con una nueva escrita a partir de las grabaciones del concierto de 1969, que se utilizó en posteriores ocasiones y en la versión de estudio grabada en 2012. 

 
 
 
 

Metallica + Orquesta Sinfónica de San Francisco (1999 y 2019)

Con 20 años de diferencia entre una experiencia y otra, Metallica se puso de nuevo el traje sinfónico en 2019 y compartió escenario con la Orquesta Sinfónica de San Francisco para ofrecer una dimensión más épica y monumental de sus grandes temas, una con muchos más matices que la furia, la crudeza y la velocidad de sus inicios. El primer ‘S&M’, aunque no fue ni mucho menos pionero en la materia, significó un punto de inflexión (aparte del epitafio musical del bajista Jason Newsted) que dejó el estreno de maravillas como ‘No leaf clover’ y sirvió para que otras muchas bandas heavies imitaran el experimento o simplemente decidieran incorporar pasajes orquestales en su música. Aunque, obviamente, dividió a los fans de la banda, que ya venían un tanto desilusionados tras el doblete ‘Load’ y ‘ReLoad’ (y lo que vino después no mejoró precisamente el panorama, con ‘St. Anger’ y ‘Lulu’ junto a Lou Reed como ejemplos).

 
 

Uno de los principales responsables del ‘S&M’ de Metallica fue el compositor norteamericano Michael Kamen, que ya en años anteriores había probado experiencias similares con Aerosmith, con una joya como ‘Dream on’ sonando junto a su orquesta para el décimo aniversario de la MTV, y con Guns N’ Roses, en la mítica gala de los Video Music Awards de 1992, en la que la banda de Axl Rose tocó ‘November rain’ junto a Elton John y la Orquesta Sinfónica de San Francisco (se supone que eran sus músicos, porque no es algo que se confirmara ni apareciera en ningún rótulo, aunque tampoco importa, ya que realmente fue más por aparentar que por aportar –‘playback’–), además de haber hecho arreglos orquestales para Queen, Pink Floyd, David Bowie, Bon Jovi, Sting y Bryan Adams. Otro de esos artistas ilustres con los que colaboró fue Eric Clapton, en sus famosas ‘24 nights’, es decir, las veinticuatro noches en el Royal Albert Hall de Londres que tocó entre 1990 y 1991 y que hizo con hasta cuatro formaciones distintas, una de ellas junto a la Orquesta Filarmónica Nacional, dirigida por Kamen.

Ya sin el autor de bandas sonoras tan famosas como ‘Robin Hood, Príncipe de los Ladrones’, ‘Los inmortales’, ‘Arma letal’ y ‘La jungla de cristal’, fallecido en 2003, quien ya había dejado su impronta en una versión de ‘Nothing else matters’ que finalmente no fue la incluida en el ‘Black album’ antes de encargarse de todos los detalles musicales del ‘S&M’, los de San Francisco se reunieron de nuevo con la Orquesta Sinfónica de San Francisco, dirigida por Edwin Outwater y Michael Tilson Thomas, y optaron por una primera parte más floja, con una mayoría de canciones post-‘Black album’, en la que sobresale, como en la ocasión anterior, ‘The memory remains’, y un segundo disco con toda su artillería de clásicos, ‘Wherever I may roam’, ‘One’, ‘Master of puppets’, ‘Nothing else matters’ y ‘Enter sandman’.

Además, en esta segunda oportunidad se invirtieron los roles y Metallica se atrevió a tocar junto a la orquesta en una pieza clásica, ‘Iron foundry’, de Alexander Mosolov, algo de lo que Lars Ulrich confesó que quizás no hubieran hecho 20 años antes si Kamen se lo hubiera propuesto. Y se incluyó un tributo al bajista Cliff Burton (fallecido en 1986), con Scott Pingel tocando ‘(Anesthesia) Pulling teeth’ con un contrabajo eléctrico especial que se compró para la ocasión.

 
 


Kiss y Meat Loaf + Orquesta Sinfónica de Melbourne (2003 y 2004)

Metallica abrió la puerta y Kiss y Meat Loaf entraron de lleno. Los ocho millones de discos que la banda de San Francisco vendió de su ‘S&M’ fueron más que suficientes razones para que Kiss, una banda que ha cimentado su popularidad en la pirotecnia y el espectáculo (y el ‘merchandising’, dicho sea) pintara la cara con su mítico maquillaje a toda una orquesta. En su caso, la Sinfónica de Melbourne (MSO), dirigida por David Campbell, al tratarse de un concierto en la ciudad australiana, que se dividió en tres actos, uno protagonizado solo por el grupo, ya sin su guitarrista Ace Frehley, y otros dos acompañados, uno acústico con un pequeño ensemble de la MSO, y otro eléctrico con toda la orquesta e incluso un coro de niños para ‘Great expectations’.

 
 

En 2004, un Meat Loaf recién operado del corazón también grabó en directo en Melbourne, junto a la misma orquesta sinfónica que Kiss. El disco se tituló ‘Bat out of hell: Live with the Melbourne Symphony Orchestra’ y contiene todos los excesos que se pueden esperar del músico y actor, más justificados que nunca por la presencia de una orquesta sobre el escenario, para reinterpretar las canciones del clásico ‘Bat out of hell’, un verdadero tótem del rock, tan bueno como ambicioso y grandilocuente.

 
 

La Sinfónica de Melbourne también fue protagonista en un concierto de Elton John en 1986, en aquella ocasión en la ciudad de Sídney, que salió publicado al año siguiente.

 
 


Scorpions + Orquesta Filarmónica de Berlín (2000)

En el caso de Scorpions, la idea inicial partió de la Orquesta Filarmónica de Berlín, que buscaba desde 1995 una banda de rock con la que colaborar y fusionar la música clásica con la popular. La banda alemana decidió hacer el concierto en su ciudad natal, Hannover, aprovechando la celebración de la Expo en el año 2000. El director del proyecto fue Christian Kolonovits, quien curiosamente había rechazado previamente colaborar con Metallica en el ‘S&M’. No faltaron clásicos como ‘Rock you like a hurricane’, ‘Still loving you’ y ‘Wind of change’ e invitados especiales como Zucchero y Ray Wilson.

 
 

Portishead + Orquesta Filarmónica de Nueva York (1997)

El trip hop convertido en obra de arte. Uno de los conciertos más destacados de los años 90 es el protagonizado por Portishead, en 1997, junto a músicos de la Orquesta Filarmónica de Nueva York en el Roseland Ballroom de Manhattan. Perfecto para los melancólicos, el disco demuestra que los de Bristol son únicos en lo que hacen y, con mucho menos bombo que las colaboraciones de las bandas de heavy, se trata probablemente del mejor binomio entre una banda de pop o rock y una orquesta de la historia, con unas interpretaciones que añaden dramatismo al repertorio siempre atmosférico y elegante compuesto por las canciones de los dos primeros discos de Portishead, en el que brilla, como casi siempre, la voz de Beth Gibbons.   

 
 

Y si el trip hop podía mezclar bien con una orquesta, también el synth pop, como demostró Pet Shop Boys en 2006 junto a la BBC Concert Orchestra. Hasta la Heritage Orchestra británica se atrevió a darle un toque clásico a varios éxitos de la electrónica de Fatboy Slim, Daft Punk, Orbital y Moby.

 
 

Sigur Rós + Orquesta Filarmónica de Los Ángeles (2017)

Una de esas actuaciones con orquesta que se suelen olvidar en este tipo de listas es la de los islandeses Sigur Rós durante tres noches en el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles junto a la orquesta filarmónica de la ciudad y los arreglos de Owen Pallett, Daníel Bjnarson, Anna Meredith, Dan Deacon y Nico Muhly. Se trató de una colaboración con Pitchfork, que se encargó de la grabación en vídeo y retransmisión en directo de uno de esos tres conciertos organizados por el Festival Reykjavík.

Y es que la música cósmica y etérea de la banda (que no necesita letra, al cantar en un dialecto de fantasía, para evocar todo tipo de sentimientos) parece perfecta para este tipo de colaboraciones, aunque la actuación se dividió en dos partes, una con la orquesta y otra con el formato tradicional, en el que no falta el uso de un arco de chelo para tocar la guitarra.

 
 

Serj Tankian + Auckland Philharmonia Orchestra (2009)

El cantante de System of a Down, Serj Tankian, sacó una versión sinfónica de su primer disco en solitario, ‘Elect the dead’, tres años después de su publicación. Grabado en un concierto en Auckland junto a la orquesta filarmónica de la ciudad, se da la circunstancia de que las canciones suenan mejor con los nuevos arreglos, hechos por John Psathas, que en el disco original en formato rock y metal, además de que la voz de Tankian suena mejor que nunca. Un nuevo ejemplo de la versatilidad del cantante y un formato que ha repetido posteriormente en conciertos como el ofrecido en el festival neerlandés Lowlands, junto a The Metropole Orchestra, y en Austria, con la Bruckner Orchestra

 
 

Fusión tímbrica

Llegados a este punto, resulta necesario aclarar la diferencia entre los casos de Metallica, Kiss y Scorpions, al igual que la mayoría de las colaboraciones con orquestas incluidas en el reportaje, que se pueden definir como una «fusión tímbrica», según el compositor y director Andrés Valero-Castells, y lo que hizo, por ejemplo, Deep Purple. «La música interpretada se basa en arreglos de los temas de los grupos de rock con mayor o menor elaboración, alguna introducción, algún desarrollo, y poco más, por lo que no se trata tanto de fusionar la música como el sonido en sí». Es decir, que los grupos se limitan a tocar su canción, como si no estuviera la orquesta presente, y el resto de músicos aportan todo ese plus tímbrico. Lo que se diferencia del ‘Concerto for group and orchestra’, que no se trataba de una canción a la que posteriormente se le añadió un acompañamiento, sino que era una obra escrita desde su origen para combinar las dos sonoridades y que la banda de rock y la orquesta colaborasen sobre el escenario.

Grupos de metal y hard rock + orquestas

El número de bandas de rock y de todo tipo de metal que han colaborado con orquestas en los últimos años es muy elevado, desde Cradle of Filth con la Budapest Film Orchestra y coro y Nightwish con la London Session Orchestra hasta Within Temptation con la Metropole Orchestra y el coro de cámara Pa’dam; Arkona junto a la Orquesta del Conservatorio de Kazán y los estudiantes del Conservatorio de Moscú; Dimmu Borgit junto a The Norwegian Radio Orchestra y el coro Schola Cantorum; Skálmöld con la Orquesta Sinfónica de Islandia; Sepultura con la Orquesta Experimental de Repertorio; Saxon con la Orquesta Filarmónica de Polonia; Epica con la Orquesta húngara Remenyi Ede Chamber; Sabaton junto a la Bohemian Symphony Orchestra Prague; Katatonia junto con la Orquesta Filarmónica de Plovdiv; Blind Guardian con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Praga… Además, cabe destacar la gira del disco ‘Synthesis’ que Evanescence hizo acompañados de una orquesta formada por músicos de las ciudades en las que tocaba.

Y también Alter Bridge junto a la orquesta The Parallax; Dream Theater con The Octavarium Orchestra; Alice in Chains con la Northwest Seattle Orchestra; Aerosmith con la Boston Pops Orchestra; Yes con la European Festival Orchestra; Bring Me The Horizon y, de nuevo, la Parallax Orchestra… Y virtuosos de la guitarra como Steve Vai e Yngwie Malmsteen. Muchos ejemplos.

 
 

Incluso, Bruce Dickinson, cantante de Iron Maiden, manifestó hace unos años su deseo de tocar junto a una orquesta. Aunque eso sí, aclaró que podría ser con música de Iron Maiden, pero un proyecto fuera del grupo. Y lo hizo, más o menos, en Quebec en 2019 para conmemorar el 50 aniversario del ‘Concerto for group and orchestra’ de Deep Purple, con la Quebec Symphony Orchestra, y repitió el pasado 5 de noviembre en un tributo a Jon Lord celebrado en Hungría, junto al bajista Roger Glover y la Győr Symphony Orchestra.

 
 

Robert Plant y Jimmy Page + Orquesta Metropolitana de Londres y músicos de Egipto y Marruecos (1994)

La ansiada reunión entre Robert Plant y Jimmy Page en los años 90 contó con unos invitados de excepción, músicos de Egipto (The Egyptian Ensemble), de Marruecos (se dio la anécdota de que los contratados inicialmente para grabar las nuevas canciones en Marrakech con las dos leyendas dieron la espantada y se fueron a tocar en una boda, por lo que tuvieron que buscar a otros a última hora) y de la Orquesta Metropolitana de Londres, lo que dio como resultado un disco, ‘No Quarter: Jimmy Page and Robert Plant Unledded’, y una gira, con la reinterpretación en clave oriental de los grandes clásicos de Led Zeppelin, más cuatro nuevos.

La ausencia del bajista John Paul Jones se debió a la intención de Plant de evitar el componente nostálgico de que era una reunión de Led Zeppelin y la presión que ello conllevaría. En su lugar, optaron por un proyecto más arriesgado que partió para ser un MTV Unplugged, pero se convirtió en algo más, con temas grabados en Marruecos, Gales y Londres, con la participación de músicos callejeros.

 
 

Damon Albarn + The Orchestra of Syrian Musicians (2016)

A nadie a estas alturas le sorprenderá ver a Damon Albarn sobre un escenario con cualquier músico o banda. En esta ocasión, se trata de su colaboración, a nivel individual, con The Orchestra of Syrian Musicians para tocar la canción ‘Out of time’ de Blur. El londinense, a través del colectivo Africa Express, logró reunir a músicos sirios que pertenecían a la Orquesta Nacional Siria de Música Árabe y que se encontraban repartidos por todo el mundo o sobrevivían a diario al conflicto bélico de su país natal, para hacer una gira en 2016 en la que actuaron en escenarios tan míticos como el festival de Glastonbury y el Royal Festival Hall de Londres, y que dio como resultado un disco en directo titulado ‘Africa Express Presents… The Orchestra of Syrian Musicians & Guests’, en el que también participan el maliense Bassekou Kouyate y artistas de la talla de Paul Weller (con una versión de ‘Blackbird’, de The Beatles). Todo un ejemplo de fusión entre la música tradicional de Oriente Medio con la occidental y la africana.

 
 

Radiohead + The Humphrey Lyttelton Band (2001)

Dentro de la extensa discografía de Radiohead, hay una canción única, que ya es decir con la banda de Oxford. Se trata de ‘Life in a glasshouse’, un tema incluido en el álbum ‘Amnesiac’, en el que colabora la banda del trompetista de jazz Humphrey Lyttelton. El músico falleció en 2008, lo que ha hecho, entre otras razones, que la canción solo haya sido interpretada una vez en directo. Sucedió en el programa de la televisión británica ‘Later with Jools Holland’, en 2001, con Radiohead tocando junto al trío liderado por Humphrey Lyttelton, que le da ese toque jazzístico distintivo del tema, casi como si fuera un himno funerario de Nueva Orleans.

En los últimos años, el saxofonista Kamasi Washington, una de las estrellas actuales del jazz gracias a su osadía e inventiva al fusionarlo con el pop, el hip hop y la electrónica, ha colaborado con artistas como Kendrick Lamar, Flying Lotus, Snoop Dogg, Run The Jewels y St. Vincent e incluso se ha atrevido a hacer una versión de ‘My friend of misery’ de Metallica.   

 
 

 

Radiohead + USC Trojan Marching Band (2009)

La otra colaboración curiosa de Radiohead a lo largo de su trayectoria ocurrió con la USC Trojan Marching Band durante la ceremonia de los premios Grammy de 2009, en los que la banda estaba nominada a Álbum del Año por ‘In rainbows’ (esa categoría no la ganó, pero sí la de Mejor Álbum de Música Alternativa). Se trataba de la primera, y única, aparición en directo de los de Oxford en estos galardones, pero en lugar de tocar la banda al completo, Thom York y Jonny Greenwood hicieron una versión especial de la canción ’15 step’ acompañados de la ‘marching band’ de la Universidad del Sur de California, a la que le sienta realmente bien toda la percusión y metales añadidos. La USC llegó a incluir el tema a su repertorio habitual, mezclado con partes de otra canción mítica de Radiohead, ‘Paranoid android’.

 
 

Papa Roach también hizo algo parecido con la Olentangy Orange High School Marching Band de Ohio en 2017 durante un concierto en el festival  Rock On the Range. Desafortunadamente, solo fue para hacer ‘playback’ en la canción ‘Born for greatness’. Muse incluyó en el disco extra de ‘Simulation theory’ una versión de su tema ‘Pressure’ con música de la UCLA Bruin Marching Band.

Oasis + Crouch End Festival Chorus (2008)

El festival BBC Electric Proms era uno de los más interesantes para ver todo tipo de combinaciones y ‘crossovers’ imposibles entre las bandas y los artistas de moda en el Reino Unido (Kasabian, Robbie Williams, Mark Ronson…) con orquestas y, en este caso, coros. Oasis fue uno de los principales atractivos de la edición de 2008 y, para la ocasión, la banda de los hermanos Gallagher tocó varios de sus grandes clásicos acompañados por el Crouch End Festival Chorus. En el repertorio conjunto se pudieron escuchar versiones más épicas de ‘The masterplan’, ‘Wonderwall’, ‘Don’t look back in anger’ y, especialmente, ‘Champagne supernova’ y ese ‘I am the walrus’, de The Beatles, con la que los de Mánchester solían cerrar sus conciertos y que suena mejor que nunca con ese extra de 50 voces sobre el escenario, que incluso añaden al cóctel final un pequeño extracto de la ‘Oda a la alegría’ de la ‘Novena Sinfonía’ de Ludwig van Beethoven.

 
 

Noel Gallagher debió quedar tan contento del resultado que también contó con este coro para algunas canciones de su debut en solitario con los High Flying Birds en 2012, y para algunos conciertos, como el ofrecido en el iTunes Festival en Londres.

 
 

Doves + London Bulgarian Choir (2009)

De nuevo el festival BBC Electric Proms, pero una mezcla más curiosa. Un año después que Oasis, otra banda de Mánchester, Doves, se atrevió a combinar su música con las voces del London Bulgarian Choir, en unas canciones que incorporaron arreglos especiales del compositor Avshalom Caspi (tenía la difícil tarea de encajar el peculiar estilo propio del canto polifónico búlgaro con la música moderna) e invitados especiales como el indio Baluji Shrivastav. Entre ellas, uno de sus mayores éxitos, ‘Catch the sun’, que llevaban varios años sin tocar en directo y que añadieron a última hora al ‘setlist’ a petición del coro para hacer una versión, dentro de lo que cabe, más folk al estilo búlgaro.

 
 

U2 + The New Voices of Freedom

Uno de los grandes éxitos de U2, ‘I still haven’t found what I’m looking for’, sirvió de pretexto para que la banda irlandesa colaborara con el coro The New Voices of Freedom para hacer una versión (aún más) góspel que ensayaron en una iglesia de Harlem y que se estrenó por todo lo alto en un concierto en el Madison Square Garden de Nueva York. Parecía lógico por ese aire espiritual de la letra.

 
 

Nick Cave & The Bad Seeds + Coro de niños del Conservatorio de Silverlake (2013)

Para la presentación de su disco ‘Push the sky away’, Nick Cave and the Bad Seeds, adalides del rock más oscuro, contaron con un quinteto de cuerda y un coro de niños, para potenciar una nueva paleta sonora mucho más reposada que en anteriores trabajos. En uno de los mejores conciertos de aquella gira, en el Teatro Fonda de Los Ángeles, participó el coro de niños del Conservatorio de Silverlake, para añadir al cóctel un poco más de inocencia armónica. Nick Cave cantó de pequeño en el coro de niños en la catedral de Wangaratta y posteriormente en el de la Caulfield Grammar School de Melbourne, así que sabía muy bien lo que hacía.

 
 

Disturbed y ‘The sound of silence’ (2016)

‘A priori’, una versión de ‘The sound of silence’ de Simon & Garfunkel hecha por Disturbed, en plena época de crisis creativa en el seno de la banda tras un paréntesis de cuatro años, no suena muy prometedora. Pero la canción resultó ser todo un éxito, que la banda interpretó en directo, acompañados por una pequeña orquesta de 15 músicos, en el programa de Conan O’brien.

Su cantante, David Draiman, explicó que cada vez que hacen una versión, para ellos es como «una partida de ajedrez» en el que «hay muchos ‘tiras y aflojas’ estilísticos en lo que se refiere a lo que pensamos que podemos o no conseguir, además de en lo que podemos intentar para innovar respecto a otras versiones anteriores». Y en el caso de ‘The sound of silence’: «¿Quién iba a saber que iba a afectar de esa manera a nuestra carrera?», reflexionó. Pues lo hizo, siendo nominada al premio Grammy en la categoría de Best Rock Performance y superando los 535 millones de reproducciones en Spotify y los 760 millones de visualizaciones en YouTube.

 
 

Royal Blood, Biffy Clyro, Kasabian y el rock alternativo

Los últimos en subirse al tren de hacer una versión orquestal de sus propias canciones son Royal Blood y Biffy Clyro. Las dos bandas británicas grabaron en el mítico estudio londinense de Abbey Road para Amazon temas de sus últimos discos acompañados por una orquesta de cuerda. Las canciones elegidas por Royal Blood fueron ‘Limbo’ y ‘All we have is now’, junto a un ensemble de 16 músicos, mientras que Biffy Clyro optó por ‘Space’ junto a una orquesta y coro de 40 componentes y un arreglo de Walter Mair.  

 
 
 
 

Mismo estudio en el que el grupo británico Elbow, con público, grabó en 2009 una sesión especial con la BBC Concert Orchestra para versionar las canciones de su magnífico disco ‘The seldom seen kid, ganador en aquel año del prestigioso premio Mercury Prize.

 
 

No menos impresionante fue el espectáculo ofrecido por Kasabian junto a la BBC Concert Orchestra y el batería Zak Starkey, hijo de Ringo Starr, dentro del festival BBC Electric Proms en 2006 en un marco como el Roundhouse de Londres. En el concierto brillaron canciones como ‘Empire’, ‘By my side’ y el final más épico que nunca con ‘LSF’

 
 

Curiosamente, un grupo al que le sentaría bien este tipo de acompañamiento sobre el escenario, Muse, ha sido uno de los más recatados. Una de esas pocas ocasiones sucedió en el programa de la televisión francesa ‘Taratata’, en 2009, donde decidieron tocar su famosa versión de ‘Feeling good’ con el añadido de un sexteto de cuerda, que le da más elegancia si cabe al tema. Y la otra, ese mismo año, en una gala benéfica en el Royal Albert Hall en la que interpretó ‘United States of Eurasia’ junto a la BBC Concert Orchestra.

 
 

El último en unirse al club es Paul Weller, que el 3 de diciembre publicará ‘An orchestrated songbook’, un recopilatorio de sus mejores canciones tanto en solitario como en bandas como The Jam, grabado en un concierto junto a la Orquesta Sinfónica de la BBC y con arreglos de Jules Buckley. Rufus Wainwright también acaba de sacar un nuevo disco en directo con la Amsterdam Sinfonietta, con canciones de Leonard Cohen y piezas clásicas de Verdi, Rameau y Berlioz.

¿Echáis de menos alguna otra colaboración? Si es así, no dudéis en añadir un comentario.