Didirri, un nuevo talento desde la factoría de las antípodas

 
 

El cantautor de Melbourne acaba de publicar su segundo EP, ‘Sold for sale’, compuesto por siete temas de pop/folk melancólico en los que muestra por qué Australia es una de las cunas musicales del momento


AC/DC, INXS, Nick Cave, Crowded House, Kylie Minogue, Bee GeesAirbourne, Silverchair, The Vines, Jet, Wolfmother… ¿Más? Tame Impala, The Cat Empire, Cut Copy, King Gizzard & the Lizard Wizard, The Temper Trap, Jagwar Ma, Pendulum, Empire of the Sun, Tash Sultana, Keith Urban, Iggy Azalea, Courtney Barnett… Poco se habla del talento musical que existe en Australia, un país que cada año nos regala nuevos artistas y bandas, de cualquier estilo (hasta country), a los que seguir atentamente. Una de las últimas apariciones es la del cantante y compositor Didirri, que el pasado 25 de septiembre publicó su segundo EP, ‘Sold for sale’ (el primero, ‘Measurements’, salió en 2018), compuesto por siete temas.

‘Rolling Stone’, la de Australia, destaca de él que cuenta con «una voz absolutamente fascinante», mientras que ‘The Guardian’ valora su madurez y su capacidad para componer «canciones potentes que suenan como si se hubieran incluido en las listas de reproducción de la radio FM en cualquier momento del último medio siglo». Pero cómo define el propio Didirri (Peters) su estilo. «Alguien dijo una vez que era ‘música triste para gente feliz’, y pensé que era divertido y, posiblemente, apropiado. Diría que es bastante introspectiva, aunque no ajena al público. Y espero que terapéutica», nos cuenta el artista desde Melbourne.

Para entenderlo mejor, se podría decir que hace un pop melancólico con pinceladas de folk y letras íntimas, siempre a medio camino entre la angustia y la esperanza y dirigidas a aquellas personas que piensan de más, lo que le ha llevado a ser comparado con artistas como Ben Howard, Lewis Watson y James Bay. Con su EP de debut superó los 31 millones de reproducciones en las plataformas de ‘streaming’ y tocó en varios de los mejores festivales del mundo, como Latitude (Inglaterra), Splendour In The Grass (Australia) y el Primavera Sound de Barcelona y el Vida de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) e hizo varias giras por Estados Unidos y Reino Unido. Además, estuvo a punto de convertirse en el representante australiano en la 65ª edición de Eurovisión que finalmente tuvo que cancelarse.

Los Ángeles, una casa rural y Zoom

Su nuevo trabajo ha sido grabado a medias entre una casa en la costa suroeste de Victoria (concretamente en una localidad pequeña llamada Johanna), en Australia, y el icónico estudio Sunset Sound de Los Ángeles, por donde han pasado durante las últimas décadas grupos y artistas como Rolling Stones, Led Zeppelin, Prince, Elton John, Van Halen, Joe Cocker, Beck, Morrissey, Rage Against the Machine, Audioslave, Red Hot Chili Peppers, Slipknot, Arctic Monkeys, Kings of Leon, The Black Keys y Future Islands.

Y como no podía ser de otro modo, debido a todas las restricciones causadas por el coronavirus, tuvo que recurrir para acabarlo al intercambio de archivos de sonido y videollamadas a través de Zoom con músicos repartidos por todo el mundo, porque se trata de un disco más coral, con banda (‘Measurements’ era más una aventura en solitario), grabado en dos entornos completamente diferentes –un estudio mítico en Hollywood y una casa rural recóndita–, lo que se refleja en la música (la acústica tampoco es la misma). «En el momento en el que tenía que ordenar las canciones para el disco me di cuenta de que no podía entrelazar las dos sesiones y decidí que ni lo intentaría. El EP es un viaje de un sitio a otro, arrancando con los sonidos de Sunset y acabando en la Victoria rural. La primera mitad rebosa confianza y en la segunda hay más sensibilidad», detalla.

 
 
 

Para las tres primeras canciones, ‘Sold for sale’, ‘The critic’ y ‘Loose belt drive’, contó con la colaboración de uno de los grandes productores de la escena musical, Joe Chiccarelli, quien ha trabajado más recientemente con Morrissey, The Strokes, The Killers, Spoon, The Raconteurs y The White Stripes, pero que en el pasado compartió estudio con Frank Zappa, Bee Gees, Hole, Beck, Elton John, U2 y hasta Ricky Martin y Enrique Iglesias, además de guitarristas veteranos como David Levita (Lana Del Rey, Alanis Morissette, Eminem, Alejandro Sanz…) y Gus Seyffert (Norah Jones, Ryan Adams, The Black Keys, Beck, Roger Waters…), mientras que de la parte final se encargó Dann Hume (Courtney Barnett, Troye Sivan, Tash Sultana…). «Joe tiene una mente brillante para darle forma a los discos. Disfruté la experiencia plenamente. Tuvo incontables momentos, hasta arriba de cafeína, de genialidad y también otros brutales de eliminar toda esa ‘grasa’ que le sobraba al álbum. Necesitaba una mano firme para guiarme y eso es lo que tuve con él», recuerda sobre las sesiones en el estudio de un proyecto que ha estado cocinándose a fuego lento durante el último año y medio, aunque admite que realmente comprendió lo que significaba ‘Sold for sale’ «a mitad de la grabación».

Y el resto lo terminó en su casa en Melbourne gracias a la magia de la tecnología e internet, al tener que cancelar su segundo viaje a Los Ángeles para rematar el disco por la irrupción de la pandemia. «De repente, no podía distraerme con todo ese ambiente excitante que hay en el estudio. Lo único que podía usar eran mis oídos, y me sentí casi como lo haría alguien en el público», explica. Y aunque no lo dice, lo agradeció su bolsillo, porque durante el periodo de las grabaciones en California se hospedó en uno de los hoteles más baratos de Sunset Boulevard, The Budget Inn, donde asegura que incluso comprobaron en varias ocasiones si su dinero era falso, aparte de todo lo que se escuchaba a través de las paredes. Aunque también cuenta la anécdota de las dificultades para acabar la canción ‘Sold For sale’ en casa, puesto que cada vez que pasaba un coche ruidoso por la calle tenían que repetir la toma.

En lo que respecta a las letras, uno de sus puntos fuertes, el disco explora las ideas de «fugacidad y transitoriedad», es decir, «ir y venir a la vez y nunca estar realmente presente, como una serie de capítulos que se cierran y otros que se abren para todo el mundo cada instante. Y el disco son siete pequeñas historias relacionadas con estos temas». ‘Raw Staff’, por ejemplo, es una canción íntima sobre las dificultades de dos personas para abrirse la una a la otra. En cambio, ‘Sold For sale’ simplemente trata de mostrarnos la importancia de ser agradecidos con lo que tenemos y de aceptar nuestras imperfecciones, mientras que ‘The critic’ refleja cómo es más sencillo ver los problemas de los demás que los propios. «Componer me ayuda a expresar aquello que de otro modo no sabría transmitir, que no encontraría las palabras», reconoce.

 
 

Otra de las canciones más destacadas (los violines del principio son una maravilla), ‘Loose belt drive’, habla sobre la desilusión que uno puede sentir por el mundo y de cómo nos influye el dinero y la codicia, en lugar de valorar el encanto de hacer algo significativo, como por ejemplo, a nivel personal, dejar de fijarse en las reproducciones de sus canciones en Spotify y YouTube y simplemente disfrutar del hecho de dar a conocer su música al resto del mundo, siendo solo una pieza reemplazable de una máquina gigante. Y la que cierra el disco, ‘Strange’, aunque la compuso mucho antes de la pandemia, captura a la perfección el espíritu de estos tiempos: «And doesn't it seem strange / How things around me start to change».

Sobre la decisión de publicar el EP en plena pandemia, confiesa que no quería esperar más: «Pensé en sacar el disco después de que todo se calmara, pero al final sentí que ya estaría en un capítulo diferente por entonces. Planteo mis trabajos como capítulos de mi vida, por lo que no siempre representan mi estado actual. Hubiera sido una pena aferrarme a él justo cuando quizás la gente más lo necesitaba».


Alguna vez he escuchado que la buena música viene del aislamiento y aquí abajo, en Australia, estamos sin duda muy aislados

En cuanto a la música en directo, considera que no va a desaparecer «en tanto que haya gente que quiere estar en un local con un artista», pero es consciente de que «puede que lleve cierto tiempo volver a lo de antes», aunque confía en que tarde o temprano sucederá. «Creo que cambiará el mundo para siempre, pero la música en vivo irá hacia algún sitio», apunta. Así, una de las canciones del EP, ‘Don't fight with what you’re fighting for’, es precisamente una especie de recordatorio de que el cambio positivo tiene que salir primero de uno mismo y de que, pase lo que pase, todavía tenemos la música. «Las canciones aún se escribirán, las historias aún se compartirán, la angustia y la alegría seguirán sonando, porque la música sigue siendo el pegamento que nos une a todos», escribió durante el lanzamiento del ‘single’ cuando el coronavirus empezaba a golpear con fuerza en todo el planeta.

Y volviendo al tema del principio, el enorme éxito de los grupos y artistas que proceden de Australia, considera que una de las claves es el aislamiento, aunque no el provocado por la Covid-19. «Alguna vez he escuchado que la buena música viene del aislamiento y aquí abajo estamos sin duda muy aislados. Pienso que Australia ha tenido siempre una cierta frontera con el mundo exterior. No resulta nada sencillo arrancar una gira en otro país, y necesitas estar muy preparado para empezar a labrarte tu camino por el mundo. Aunque también es cierto que todo eso está cambiando rápidamente en la era de internet». Buena prueba es un australiano ilustre, Kevin Parker, de Tame Impala, que compuso y grabó ‘Lonerism’ casi en la más absoluta soledad.

Respecto al futuro, confía en que pronto tendrá un nuevo proyecto «haciendo tictac» en su cabeza, pero sobre todo espera «impacientemente» el día en el que pueda subirse de nuevo al escenario. Y también alcanzar el éxito en España, un país en el que cree que puede gustar su música por ser «un público tan apasionado».