Niña Coyote eta Chico Tornado: «Los discos actuales suenan tan perfectos que aburren»

 
Niña Coyote eta Chico Tornado en un concierto en Barcelona hace unos años. / JUAN G. ANDRÉS

Niña Coyote eta Chico Tornado en un concierto en Barcelona hace unos años. / JUAN G. ANDRÉS

 

El dúo vasco estrena un vinilo con dos versiones de Stevie Wonder y Cream y prepara una minigira para Navidad; el cantante y guitarrista, Koldo Soret, nos revela algunos de los secretos para hacer temblar cualquier sala de conciertos con su sonido y de cómo decide si sus riffs son buenos o se parecen demasiado a Black Sabbath


El dúo se ha confirmado en los últimos años como una fórmula de éxito dentro del rock, con diferentes combinaciones de instrumentos, aunque con predilección a la formación de guitarra y voz-batería para hacer una simbiosis perfecta. Y si a nivel internacional la mirada se nos va directamente a bandas norteamericanas como The White Stripes, ya inactiva, y The Black Keys (aunque luego en directo incorporan a más músicos), nuestro referente de aquí es, sin duda, Niña Coyote eta Chico Tornado (no nos olvidamos de Cala Vento, pero ellos tiran más al pop, aunque sea de una manera poco convencional). Koldo Soret (guitarra y voz) y Úrsula Strong (batería y cuyo nombre real es Usua de la Fuente) llevan casi una década recorriendo sin parar los escenarios de España y del extranjero gracias a su particular sonido, que mezcla el stoner más desértico californiano y el hard rock con claro aroma a los 90, sin perder de vista a clásicos de los 70 como Black Sabbath. En definitiva, riffs potentes e incendiarios y una batería con mucha pegada que, como se suele decir en estos casos, hacen que no se eche de menos a nadie más sobre el escenario.

El dúo vasco acaba de estrenar un vinilo con dos versiones: ‘Superstition’, de Stevie Wonder, y ‘White room’, de Cream, la banda durante mediados de los 60 de Eric Clapton, ambas también disponibles en plataformas digitales. Además, prepara una minigira para Navidad y principios de 2021, de la que ya se conoce su primera fecha, el 6 de enero en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián. Hablamos con Koldo Soret (Donostia, 1976), con una larga trayectoria en la música en bandas como Surfin Kaos, Utikan, Zuloak, Mugatik o Chico Boom, sobre los planes de la banda para la continuación de su último disco, ‘Aitzstar’, recientemente galardonado como Mejor Álbum en Euskera en los Premios MIN, y para que nos cuente el secreto para que su guitarra haga temblar cualquier sala de conciertos y cómo crea sus riffs para que no suenen a nada ya conocido, si eso es posible a estas alturas de la historia del rock.

–Os habéis atrevido con las versiones de dos clásicos. ¿Por qué habéis elegido a Cream y, sobre todo, a Stevie Wonder, que parece una elección más arriesgada?

–Bueno, la verdad es que nos gusta mucho Cream, y también Stevie Wonder. La idea empezó el año pasado, cuando tuvimos una propuesta de Hardcore Hits Cancer, que es una asociación que se dedica en Cataluña a ayudar económicamente a enfermos de cáncer y a familias con niños que tienen la enfermedad, que pide a bandas que hagan versiones de otros artistas para hacer un recopilatorio y luego venderlo. Así que fuimos a grabar al estudio, pero en vez de preparar una, hicimos dos. Y grabamos ‘Superstition’ y ‘White room’. La de Stevie Wonder salió en el último recopilatorio (volumen 5) y hemos aprovechado ahora para sacar las dos en un vinilo, porque mucha gente nos lo pedía.

–¿Y cuál ha sido más difícil de adaptar por vuestro estilo? Apostaría por ‘Superstition’.

–Sí, totalmente, teniendo en cuenta que somos solo dos instrumentos, batería y guitarra. Y para sacar el riff con la guitarra y hacer todo lo que suena en esa canción, pues ya te puedes imaginar. Pero bueno, desde el principio, cuando la probamos, funcionaba bien, así que decidimos hacerla. Primero instrumentalmente y luego también añadirle voz, porque cantar como Stevie Wonder te aseguro que es muy jodido (risas), pero salió bien. Estamos contentos con el resultado.

 
 

–Ya habíais incluido en algunos de vuestros discos versiones de artistas como Jimi Hendrix (‘Foxy lady’), Graham Central Station ( ‘Earthquake’)… ¿Hay alguna que hayáis probado en el local de ensayo y no haya funcionado en absoluto?

–Pues ahora no sabría decirte cuál. Normalmente nos hemos quedado contentos. También hicimos una de The Stooges (‘Gimme danger’) en el primer disco, pero no sé decirte una en concreto que no cuajara. Siempre hay algunas que funcionan mejor que otras.

–También habéis anunciado una minigira para Navidad.

–Sí, vamos a empezar a tocar y a hacer algunos conciertos en Navidad y también a principios de 2021. De momento va a ser solo eso, para presentar este nuevo ‘single’. Después ya veremos si nos metemos a hacer canciones nuevas.

–¿Cuáles son vuestros planes para la continuación de ‘Aitzstar’?

–Estamos con ganas de grabar nuevo material. Desde que empezamos hemos estado prácticamente siete años sin parar de tocar y haciendo discos. Y aprovechando este parón, queremos meternos en el local y hacer temas. Lo que pasa es que no tenemos ningún tipo de fecha. Con toda esta movida de la pandemia es bastante difícil ponerse fechas, porque los conciertos que tenemos cerrados no sabes si al final podrás hacerlos o no. Así que por ahora igual nos ponemos a componer nuevos temas y luego ya veremos qué pasa.

–¿Tienes en mente algo nuevo en cuanto a sonido para el próximo disco? Por ejemplo, añadir más instrumentos, que no componentes.

–En principio, continuaremos por la misma onda. Seguiremos trabajando los dos sin más instrumentos. Pero luego nunca se sabe, según lo que pidan las canciones. Intentamos siempre ser bastante fieles en los discos a lo que luego suena directo, pero también dependerá de lo que nos dé en ese momento. Igual queremos hacer algo diferente en la producción y probamos algo nuevo, aunque la idea es ir a más o menos por lo que hemos hecho hasta ahora.

–Lo decía porque en la versión de Stevie Wonder sí habéis añadido unos instrumentos de viento metal de acompañamiento.

–Sí, en esa se nos ocurrió que quedaría bien. Además, tenemos dos amigos, Jon (Elizalde, trombón) y Javi (Pérez, trompeta), que tocan en la banda de Fermin Muguruza, y esa canción lo pedía a gritos. Lo probamos y le daba un puntazo. Aunque siempre me ha costado lo de añadir metales y todo eso, pero bueno, dijimos que en este tema íbamos a probar, ya que es una versión, y la verdad es que el resultado es potente.

 

Listen to Superstition / White Room on Spotify. NIÑA COYOTE eta CHICO TORNADO · Single · 2020 · 2 songs.

 
Las canciones que decidimos grabar para los discos son las que cuando estamos tocando, nos mueven por dentro. El filtro es que tienen que funcionar en directo
— Koldo Soret
 

–Cada vez hay más bandas con solo dos músicos que triunfan, desde The White Stripes y The Black Keys, a Royal Blood, Japandroids, Deap Vally, The Kills… ¿Cuáles son vuestros referentes?

–A mí casi todos esos grupos que mencionas me gustan. Cada uno en su estilo es brutal. Nos gusta la música de los 90 y de los 70, desde Deep Purple a Black Sabbath, Jimi Hendrix… Y también el punk, con The Stooges, Sex Pistols, Ramones. Y Pantera, los discos antiguos de Metallica. Lo cierto es que somos muy abiertos de mente y también escuchamos mucho soul, a The Doors. De todo. Pero como referentes, diría que Black Sabbath. Aquí en Euskadi hay una banda que se llama Anestesia, que nos gusta mucho; y Dut, otra mítica de aquí. Obviamente nos encantan The White Stripes. De Royal Blood sí que es cierto que tienen temas muy guapos, pero no me enganchan al 100%.

–Cuéntanos cuál es el secreto para que tu guitarra suene como un cañón.

–Básicamente separo la señal de la guitarra en tres. Lo que hago es octavar una de esas señales, es decir, la paso por un octavador y la saco por un amplificador de bajo. Y las otras dos, una la saco con dos amplis de guitarra en estéreo, con un delay, y la tercera la paso por un pedal y simulo un teclado Hammond. La mezcla de todo es el cañonazo que sale luego.

–Entonces, necesitas cuatro amplificadores para un concierto.

–Eso es. Uno tocho de bajo, un par de amplis Fender y un Roland pequeñito para lo del teclado.

–La putada de ser dos en el grupo es cargar y descargar todo eso en cada concierto.

–(Risas) Totalmente. Solemos ir con el técnico de sonido, que nos echa una mano. Y en los conciertos tochos solemos llevar un ‘backliner’, que también nos ayuda. Pero bueno, hemos hecho muchos conciertos los dos solos, ir a los sitios y descargar entre los dos, y a tope. A todo te haces al final.

–Aunque también está la ventaja de que resulta más fácil quedar para ensayar.

–Eso es. En general, a la hora de trabajar es más fácil. También para las giras internacionales, porque hemos estado en México, Estados Unidos, Japón, Rusia, Chile, Argentina, Holanda, Francia… Para hacer estos viajes no es lo mismo ser dos, que cinco o seis. Los aviones cuestan mucho y, por lo menos, podemos tirar para adelante y hacer todas estas giras. Está bien lo de ser dos.

–En alguna ocasión has dicho que no sois la típica banda de estrofa-estribillo-estrofa-estribillo, sino que realmente lo más importante son los riffs. ¿Cuándo sabes que uno que has compuesto es el bueno?

–Tenemos diferentes maneras de hacer las canciones. Una sería ir al local, ponernos a improvisar y grabar lo que hacemos, y los riffs que nos molan luego los vamos montando, los pegamos aquí y allí. Y luego otra es que hago yo directamente las canciones, con el ordenador o con lo que sea, y las machacamos en el local. Normalmente, las canciones que tiran para adelante son las que nos mueven. Aquellas que cuando estamos tocando, nos mueven por dentro. Además, solemos coincidir mucho. Y si alguna canción la apartamos es porque no nos llena del todo. Ese sería el filtro, tiene que funcionar en directo.

 
 

–Siempre he pensado que lo más difícil es que un riff no se parezca a alguno de una canción antigua. De hecho, Scott Ian, de Anthrax, alguna vez ha declarado que todos los buenos ya los hizo Tommy Iommi en Black Sabbath, y que lo que venía después en el metal era casi un derivado.

–Te puede pasar. A veces grabas algo y al año estás escuchando un disco por primera vez en mucho tiempo y, de repente, piensas: «Uy, este cachito…». Igual es casualidad. De repente aparece un cachito que ni siquiera lo has copiado. Aunque la verdad es que hay muchas veces que piensas que tu riff suena más a Black Sabbath o a Rage Against the Machine, pero normalmente intentas escapar de eso.

–¿Y cuál es el riff de otra banda que te hubiera gustado componer?

–Bueno, de Black Sabbath hay un montón.

–¿Paranoid? ¿Iron man? ¿Sweet leaf?   

–Paranoid es mítico. Es un riff brutal. De Rage Against the Machine, de Motörhead. Hay muchos riffs que te enganchan, también de The White Stripes, AC/DC…


Cuando empezamos la idea era ser un grupo instrumental, pero al final vas probando cosas y ha quedado en mitad y mitad
— Koldo Soret

–Y supongo que el siguiente paso en la criba cuando compones es si cantas o no en la canción.

–Normalmente lo vemos bastante claro en las canciones, cuál pide voz y cuál no. Muchas veces tocando la guitarra y haciendo esos riffs es como que estoy a gusto y me llena. Igual pruebas a meterle algo de voz a alguna canción, pero nos parece que pierde, en lugar de ganar. Así que las que se quedan como instrumentales es por eso, porque nos convencen más así.

–Vuestra evolución es a cantar cada vez más en los discos. En el último, ‘Aitzstar’, siete de once.

–La verdad es que sí. En el primero creo que era mitad y mitad. En el tercero había bastantes instrumentales y en este último sí que había más cantadas. Pero bueno, igual el siguiente es instrumental.

–A lo Toundra.

–Eso es. A mí instrumental me gusta también. De hecho, a los dos. Cuando empezamos la idea era ser un grupo instrumental, pero al final vas probando cosas y ha quedado en eso, mitad y mitad, más o menos.

–Y para algunas letras sueles recurrir a un escritor, Harkaitz Cano.

–Aunque las suelo hacer yo, siempre nos gusta contar en los discos con la colaboración de Harkaitz Cano, un escritor muy conocido en Euskadi, que además es muy amigo. Me pasa que, así como con los riffs suelo tener mucha facilidad, con las letras me cuesta más. Y se ha convertido en una costumbre pasarle alguna canción a él. A mí me cuesta días hacer una letra, y a él le paso la maqueta y en una hora te manda una letra buenísima. Tiene un manejo de las palabras impresionante. Es un honor contar con él.

Por encima del idioma

–Supongo que de cara al futuro vuestra idea es seguir con el euskera.

–Sí, vamos a seguir componiendo en euskera. Lo tenemos muy claro. Para las versiones, al ser anglosajonas, sí que preferimos mantener el idioma de la canción.

–Vuestra música, realmente, no lo necesita. Da igual que sea euskera, castellano o inglés.

–La verdad es que cantando en euskera, parece difícil ‘a priori’ pasar las fronteras de Euskadi, salir a Madrid, a Valencia, a Galicia… Es muy difícil conseguir eso, pero nosotros lo hicimos, y a todos los sitios que vamos siempre están llenos y nos compran los discos. Incluso cantan las canciones en euskera, sin saber lo que dicen. Y eso nos hace muchísima ilusión y gracia a la vez. La verdad es que no sabemos si es la energía que tenemos en los conciertos, que pasa por encima del idioma. Nos sentimos muy afortunados.

–Seamos sinceros, eso mismo pasa con el inglés.

–(Risas) Es verdad. Mucha gente escucha a las bandas en inglés y no tiene ni idea de lo que dicen. La sonoridad que tiene el inglés es algo que entra muy fácil. Y el euskera también tiene una muy potente. A la gente le suele gustar. Es como «¡qué bonito es el euskera!».

 
 

–Repasando el otro día los conciertos del Mad Cool, recordé que tocasteis en la edición de 2018, que probablemente será el mejor cartel de un festival en España de los últimos años.

–Pedazo de cartel aquel año. La verdad es que fue impresionante, de los conciertos más potentes que hemos hecho. Además, fue muy especial porque veníamos de tocar en el Resurrection Fest. Viajamos de noche, dormimos a tres o cuatro horas de Madrid, llegamos y en nuestro escenario había como 40 o 50 personas viendo a otro grupo. Probamos, lo dejamos todo preparado, nos fuimos al camerino y cuando salimos estaba la carpa petada, y por la puerta todavía entraba más gente y gritando como loca. Fue un subidón. La gente se entregó al 100% desde el minuto uno. Fue una pasada.

–¿Os cruzasteis con Josh Homme o Trent Reznor por el ‘backstage’?

–La verdad es que el ‘backstage’ era impresionante, con barras, piscina… Andaban por ahí algunas bandas, pero no pudimos hablar con ellos. Se iban a su camerino.

–Con QOTSA sí que tenéis cierto parecido en el sonido.

–Nos flipan. De hecho, Josh Homme tiene nuestro disco y nuestra camiseta. Tocamos en la Sala Apolo de Barcelona en la fiesta de presentación de un Primavera Sound. Y cuando estábamos en el camerino, apareció con el teclista de la banda (Dean Fertita) y estuvimos un rato con él y nos hicimos unas fotos. Le regalamos un vinilo y la camiseta. Y por ahí lo tendrá, digo yo.


Echo de menos que en los discos no sea todo tan perfecto y tan correcto. Pierde la magia de lo que es realmente la música y, en definitiva, un poco de personalidad
— Koldo Soret

–En España no hay demasiados grupos de vuestro estilo. Ahora lo que prima es el indie ‘canallita’.

–Está de moda el indie que es medio pop, con un toquecillo suave de punk descaradillo. Todo suena muy parecido. A mí lo que me gusta es que las bandas suenen potentes en directo, con actitud y fuerza. Aquí en el País Vasco estamos acostumbrados en los 90 a que las bandas eran punk o heavy o thrash. Se ha llevado siempre la caña y eso se nos ha quedado dentro.

–Es lo que pasa con las producciones modernas, que al final todos los grupos acaban sonando igual.

–La verdad es que echo en falta el sonido añejo. Las producciones modernas, con todo muy disparado, supercorrecto, con el sonido perfecto y limpio, me aburren. Hoy día se peca de eso. Hemos llegado a unos niveles con la era digital o la manera de grabar que todo es tan perfecto que no hay ni un golpe o un toque de púa fuera de sitio. Todo va perfectísimo, y eso me cansa un poco. Suena muy bien, pero es aburrido. 

–Recuerdo que Foo Fighters grabó ‘Wasting light’ totalmente en analógico, en un ‘home studio’, precisamente por eso.

–Sí, a mí me gustan mucho. En ‘The Colour and the shape’ ya se notaba un salto muy grande con respecto al primer disco, aunque también me gusta. Las bandas yanquis y de mucho nivel sí que graban en analógico. Nosotros grabamos las dos versiones en analógico en los estudios Garate y se nota. Tiene otra calidez el sonido. La batería está grabada con cuatro micros, a la vieja usanza, y los dos tocando en directo y grabándolo en cinta. No hay trampas.

–Y si fallas una nota, a repetir.

–Eso es, pero bueno, que haya un fallo también le da su cosa. Cuando escucho discos antiguos a veces pillo fallos, y me gusta. Echo de menos eso, que todo no sea tan perfecto y tan correcto. Pierde la magia de lo que es realmente la música y, en definitiva, un poco de personalidad. Con las producciones de hoy en día, al final todo suena igual.

–En ‘Aitzstar’ recurristeis a Ricky Ricky Falkner como productor, a pesar de que está más acostumbrado a trabajar con bandas indies.

–Nos lo pasamos muy bien. El técnico de sonido, Jordi Mora, también era buenísimo. Ellos no suelen trabajar con grupos de nuestro estilo, pero eso nos motivaba también. Los conocimos una noche en Madrid antes de grabar el disco, y nos entendimos muy bien. Ricky es un crack y tiene ideas muy buenas. Intentamos grabar el disco con micros viejos, aprovechando las reverbs de las salas y sin disparar nada. La batería suena natural. Quedamos muy contentos con el resultado.

 
 

–Y de cara a próximas giras, esperemos que el público pueda estar para entonces de pie.

–Desde luego que sí. Solo hicimos un par de conciertos durante la ‘nueva normalidad’ y cuando estuvimos en Gerona, el público aguantó sentado dos temas. Tuvo que salir la organización y pedirles que se sentaran. Fue todo muy bruto. Según el grupo que toque, aguantarse en la silla es jodido

–Si no me equivoco, tenéis todavía pendiente venir a Murcia.

–Pues creo que no hemos estado en Murcia. A ver si vamos pronto por allí. No sé por qué. A ver si se pasa todo esto pronto y nos ponemos en marcha otra vez.