Miss Caffeina: «Si sorprendió el ritmo reguetonero de ‘Me voy’, lo siguiente lo hará aún más»

Toni Poza, bajista de Miss Caffeina, en un momento de la entrevista, realizada en Mariantonietta Café, en Murcia. / ÁLVARO RABADÁN

Toni Poza, bajista de Miss Caffeina, en un momento de la entrevista, realizada en Mariantonietta Café, en Murcia. / ÁLVARO RABADÁN

El bajista de la banda madrileña, Toni Poza, avanza lo que puede esperar el público del siguiente disco, del que ya se conocen las canciones ‘Me voy’ y ‘Punto muerto’, y de la gira que arranca en unos días en Barcelona y que les traerá el 19 de junio a la plaza de toros de La Condomina dentro del festival Murcia ON, y nos cuenta su relación especial con la Región: «¡Incluso la Sanidad me parece la leche!»


El recorrido de Miss Caffeina desde que saltasen a la arena mediática hace casi diez años es digna de estudio por lo atrevido de su viaje. Después de su álbum de debut, comenzaron a saborear las mieles del éxito con ‘De polvo y flores’ (2013), un disco donde la guitarra y la distorsión reinaban sobremanera. El indie rock copaba los nombres más altos de los carteles en los festivales, pero ellos decidieron virar su sonido sin atender a razones que pudiese dictar la lógica de esta industria. ‘Detroit’ (2016) pilló a más de uno a contrapié por su coqueteo con el pop y las pinceladas cargadas de sintetizadores, pero fue ‘Oh long Johnson’ (2019) cuando Miss Caffeina terminó de mutar en un grupo más cercano al disco que al rock. Y todo esto sin apenas despeinarse y manteniéndose como referentes en cuanto a público y ventas dentro de la escena independiente.

Para este verano, el grupo tiene cerradas nueve fechas y alguna más pendiente de confirmar, donde prometen volver al eléctrico pre-Covid, sin medias tintas electro-acústicas. El 19 de junio pasarán por el festival Murcia ON en la Plaza de Toros de La Condomina. Es aquí, en la capital del Segura, donde nos citamos con Antonio Poza (Madrid, 1982), bajista de la banda. Hace seis años se trasladó a vivir a la huerta «por amor» y se declara apasionado de esta tierra. Toni es un tipo dicharachero, que no esquiva ninguna pregunta y que está agradecido por los derroteros que le está llevando la vida. Justo después de que le sirvan un ginger ale y comprobar que es una marca no traicionera (no hay bebida más volátil que esa), le comento que soy muy fan de los primeros Miss Caffeina, a lo que responde con una sonrisa propia de quien ha escuchado esa confesión más de una vez. Me contenta con un «nunca se sabe lo que vamos a hacer, la distorsión es algo a lo que siempre apetece volver», pero lo que más me apetece decirle es que el beat reguetonero de ‘Me voy’, su última canción, me lleva loco desde que salió. Porque aunque los gustos personales siempre están ahí, los prejuicios nunca fueron buenos compañeros de viaje y el que escribe hace tiempo que los sacó de su vida.

–Vamos a empezar por lo inmediato y más importante. Me gustaría saber cómo estáis después de este año y medio y cómo lo habéis manejado a nivel creativo y a nivel personal.

–El grupo llevaba desde hace tiempo trabajando en el día a día por Skype. Estar reunidos virtualmente no ha sido algo nuevo para nosotros. Durante este año hemos compuesto cada uno desde casa, enviándonos las pistas y las ideas, así que hemos estado muy activos. No nos ha dado tiempo a pensar ‘no vamos a poder pasar esto…’. El verano pasado pensamos mucho si debíamos salir de gira o no. Nos sentábamos y no daban los números, además de que no sabíamos cómo iba a ser la respuesta del público, si habría ganas de música en directo o no. Pero decidimos salir por nosotros, por la industria y por la gente. Y salió una cosa muy bonita, en semiacústico. Era un formato que a priori no pegaba mucho con nosotros, que somos un grupo más de baile y electrónica, pero lo preparamos con mucho cariño y quedó muy bien. El público salió contento y nosotros también, aunque tuvimos que reducir producción y personal.

–Este año lo comenzasteis colaborando con Ana Torroja en ‘Punto muerto’. En su momento ya hicisteis la versión de ‘Héroes de la Antártida’ de Mecano. ¿Cómo es trabajar con un referente tan absoluto como ella, que además ha declarado varias veces que está encantada con la experiencia?

–Sí, le ha gustado mucho. Ana se ha portado genial, es supermaja. Somos muy fans de Mecano. En mi casa siempre han sonado. Cuando se planteó la colaboración, ella estaba en México y fue todo vía telemática. Nos hacía mucha ilusión, es algo que intentamos cuidar mucho. Nos preocupa que las colaboraciones sean orgánicas, tiene que haber ‘feeling’ para que la hagamos. Con Ana teníamos inseguridades: ‘Hostia, ¿qué pensará ella de nosotros?…’. Y en cambio se involucró mucho y le encantó. A inicios de año por fin pudo venir, nos conocimos y grabamos el videoclip, pero estábamos en un pico muy alto de incidencia. Ana y Alberto grababan sus partes, abandonaban el set y luego entrábamos por turnos los demás, para que no hubiese ningún riesgo. Pero Ana quiso esperarse y conocer a toda la banda. Supermaja y muy agradecida. La canción ha quedado muy bien y estamos encantadísimos.

 
 

–Vuestra carrera ha sido una constante evolución: del rock y sonidos guitarreros al pop más electrónico y sintetizadores que fueron pinceladas en ‘Detroit’ y después predominantes en ‘Oh long Johnson’. Se nota que los prejuicios no son parte de Miss Caffeina. En 'Me voy' incluso hay un coqueteo con el reguetón. ¿Qué podemos esperar de lo siguiente que hagáis?

–Lo bonito de esto es que no te puedo decir cómo va a ser el próximo disco porque no lo sabemos ni siquiera nosotros. Ahora mismo estamos trabajando ideas y canciones de la manera más honesta que sabemos. Alberto compone sobre bases que le gustan y, después, todos los demás, junto al productor, que está en Londres, vamos dando forma a la canción en base a lo que vamos proponiendo. No sabemos a qué queremos sonar, aunque es cierto que lo que uno escucha, acaba por influenciarte. Lo que hoy mismo estábamos trabajando suena completamente distinto a ‘Punto muerto’ y ‘Me voy’. Además, ¿sabes qué? Nos encanta trabajar así. Igual el ritmo urbano, reguetonero de ‘Me voy’ pilló descolocada a la gente, sí, pero que se preparen porque lo que viene probablemente les descoloque aún más.

–Volvéis a trabajar con Max Dingel, que por cierto es productor de uno de nuestros discos fetiche, ‘To lose my life’, de White Lies. ¿Cuánta culpa tiene él del recorrido sonoro de Miss Caffeina?

–Muchísima. Al principio tal vez no mucho, pero ahora nos conoce perfectamente y sabe sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Siempre llegamos con las demos producidas por nosotros. Él nos quita toda esa producción y nos hace partir de cero. ‘¿Qué te sugiere esto, Toni?’. ‘¿A dónde quieres llevar esto, Alberto?’. Y nosotros tenemos una idea general de cómo sonar, como cuando quitamos guitarras en el paso de ‘De polvo y flores’ a ‘Detroit’ para explorar un mundo más pop. Pero a partir de ahí, todo empezó a irse de madre. En ‘Oh long Johnson’, después de una semana y media metidos en el estudio, nos miramos diciendo: ‘¿Qué cojones estamos haciendo?’. ‘¿A dónde nos lleva esto?’. Saltábamos de una canción a otra, no teníamos una idea clara de por dónde íbamos.

–Lo que sí tendríais es una fecha límite para grabar todo, un ‘deadline’…

–Sí. Pero nunca la cumplimos (risas). Volviendo a Max, sí, es muy culpable de que nos hayamos quitado prejuicios y nos encontrásemos con nosotros mismos.

–En los últimos años son muchos los grupos que apuestan por editar música cada poco tiempo y dejar de lado los lanzamientos de discos como los conocíamos, algo que la pandemia ha agudizado. ¿Qué tenéis ahora mismo grabado y cuál será la forma de publicarlo?

 –’Me voy’ y ‘Punto muerto’ formarán parte de un disco que saldrá a inicios del año que viene, pero no tenemos el total del disco acabado. Estamos trabajando en tres ideas que ya están compuestas, pero no terminadas. Para nosotros es importante que exista una relación entre las canciones, el disco y la presentación posterior, y eso es algo que todavía no tenemos. Ni título ni nada parecido.

 
 

–Está claro que es lo que mandan los tiempos. Hace años uno sabía si realmente un disco le gustaba porque no lo aborrecía. Porque sí o sí tenía que escucharlo muchas veces al tener acceso a poca música. Ahora tenemos acceso a más música de la que podremos escuchar jamás, treinta novedades cada viernes… ¿Qué te parece la importancia de la inmediatez en estos días?

–Me parece bien y lógico. Ir en contra de eso es absurdo. Ahora, personalmente, para mí sigue siendo muy importante el disco entero y el concepto que tenga detrás. Todos estamos dentro de esa vorágine de escuchar canciones sueltas y meterlas en ‘playlists’. Yo, el primero. El otro día, por ejemplo, me saltó un tema que no sabía qué era. Me puse el disco entero y te juro que fui feliz por recuperar la sensación de escuchar un álbum al completo. Estaba como un niño pequeño, mirando dónde puedo pillarlo en vinilo, recomendándolo… A veces me agobia un poco el ciclo de vida que tienen las canciones ahora mismo. En dos semanas, ¿dónde está la canción? Se ha olvidado. A mí personalmente me da vértigo, pero hay que adaptarse. En Miss Caffeina no queremos perder la esencia del LP, pero más aún en esta época tan rara, estamos abiertos a publicar ‘singles’ espaciados en el tiempo.

–Es algo parecido al orden de un disco. En mi caso, la primera vez que lo escucho tengo que hacerlo del tirón y siempre en el orden correcto, que para algo será el que es.

–Eso es. Se trata de algo que debería ser normal, pero ya tiene un aroma a nostalgia.


A veces me agobia un poco el ciclo de vida que tienen las canciones ahora mismo. En dos semanas, ¿dónde está la canción? Se ha olvidado
— Toni Poza (Miss Caffeina)

–Los prejuicios está claro que no son un miembro más de la banda, pero ¿qué me dices de la presión? ¿La sentís después de llegar a ser número uno en ventas con ‘Oh long Johnson’?
–No, no es algo que pensemos. Es verdad que una vez algo así llega, da impresión y respeto, pero cuando estamos creando no pensamos en lo que hayamos podido vivir antes.

–Tenéis varios conciertos confirmados para este verano y ya habéis avisado de que vais en eléctrico. La fórmula del acústico o el electroacústico llega a cansar, ¿verdad?

–Nos gustó mucho el acústico y presentar las canciones de forma más íntima. Pero ahora nos hace falta sentir lo que somos y hacer lo que realmente queremos. Una gira electroacústica está bien, pero queríamos retomar el eléctrico, la potencia y los sintetizadores. No va a ser volver a lo de antes porque faltará escenografía, por ejemplo, vamos a hacer todo un poco más recogido. No va a ser festival, pero queremos que la gente disfrute y nos vea disfrutar.

–Pasar de 50 conciertos al año a muchos menos, sin la seguridad de que pasados unos meses haréis otra gira, iréis a salas, festivales… ¿Vivís cada bolo de un modo distinto al pensar que hay menos oportunidades de redimirse en el escenario?

–Más que con presión, lo vivimos con pena. Nos vamos a quedar con las ganas de reventar el verano. En 2020 hicimos 24 conciertos, aunque iban a ser solo 12. No paramos, fueron muy condensados. Antes empezábamos en marzo y acabábamos en octubre. Ahora todo es entre junio y agosto. Aunque es verdad que la cosa se está avivando de cara a otoño.

–Miss Caffeina tiene un aura de grupo divertido musicalmente, tanto en el disco como en directo. Pero uno no siempre escribe cosas bonitas. ¿Os es difícil encajar letras oscuras o tristes dentro del estilo propio que os habéis forjado? Por ejemplo, en ‘Me voy’, que es una letra muy nostálgica.

–Esto es una cosa que a Alberto le encanta. Contar una pena y ponerle una base o un ritmo bailable. Lo empezamos a hacer hace tiempo y le hemos cogido el gusto. Además, el público luego interpreta la canción y se la lleva a su terreno. Cuando hablamos de un tema más delicado y ponemos un contrapunto musical es algo que nos gusta mucho y no vamos a perder.

 
Toni Poza, durante la entrevista. / ÁLVARO RABADÁN

Toni Poza, durante la entrevista. / ÁLVARO RABADÁN

 

–Cuando Alberto apareció con la letra de ‘Me voy’, pensasteis en algún momento ‘uy, uy, uy’…

–A ver, lo que yo interpreto de la letra de ‘Me voy’ es que pensábamos que la música nos podría hacer completamente felices, pero me estoy dando cuenta de que no deja de ser una pata más del banco. Que necesitamos, además de que se nos valore en nuestro trabajo, otras muchas cosas que completen nuestra vida. Esa es mi interpretación, y espero no confundirme. La gente piensa que por tener un grupo de éxito uno tiene que ser la persona más feliz del mundo. Pues ayuda, pero la vida también son otras carencias y situaciones jodidas que todos pasamos. Y la industria y la carrera musical también es complicada y se tienen que pasar tragos duros. Cuando Alberto trajo ‘Me voy’, nos pareció increíble y nos encantó.

–Cuéntanos un poco acerca de tu conexión con Murcia.

–Me siento ya un ‘murcianico’ más. Me vine hace seis años por amor y estoy realmente encantado. Tengo un grupo de amigos genial, me encanta la gente, el clima, la gastronomía… Todo. ¡Incluso la Sanidad me parece la leche! En Madrid era un coñazo, una odisea. Aquí noto un trato mucho más cercano. Y bueno, la cerveza, Estrella de Levante me encanta. Y los vinos… de Jumilla, de Bullas. Son brutales. De verdad, estoy encantado con Murcia y me siento parte de la ciudad. Hay mucha vida y muy guay. Y esto sin hablar de la música… ¡Es acojonante la de grupos que hay aquí! Murcia es la gran desconocida, pero tío, así estamos bien. Que la gente piense lo que quiera, estamos genial aquí, ¡insensatos!


La gente piensa que por tener un grupo de éxito uno tiene que ser la persona más feliz del mundo. Pues ayuda, pero también hay situaciones jodidas que todos pasamos
— Toni Poza (Miss Caffeina)

–Por cierto, Toni, nos chivan que tu grupo de WhatsApp con los colegas de Murcia es el eje del mal. ¿Qué se cuece por ahí?

–Jajajaja. ¡Es que lo son! Nada, es broma. Son una gente maravillosa que en el último año, que ha sido muy difícil, nos ha ayudado mucho los unos a los otros. Estoy muy contento de haber conocido a esta gente. No puedo desvelar los miembros, pero hay músicos, escritores… Todos genios. A los primeros que conocí aquí fue a los Guirao (Fran y Jorge, de Second). Ahora soy casi vecino de Alberto Cantúa (Viva Suecia) y he empezado a producir a Maryan Frutos (Kuve). Una experiencia muy guay. A Jorge le dije que me apetecía producir algo y él me recomendó trabajar con Maryan, que estaba buscando un cambio a algo más disco y ochentero. Ya la conocía desde hace mucho, pero ahora ha surgido una química brutal. Tenemos tres canciones que saldrán en un disco futuro y ahora estamos rehaciendo sus canciones antiguas a ese rollo más disco.

–Y luego está la espinita del WiZink, que habéis tenido que posponer el concierto. Además de que ‘Oh long Johnson’ no tuvo la gira que merecía por la pandemia. Y ‘Dancetería’, el proyecto con Varry Brava. Demasiadas cuentas pendientes nos deja la Covid.

–Es una putada. El WiZink es una espinita que nos sacaremos seguro, pero no sabemos ni cómo ni cuándo. Muchísima gente en redes nos cuenta que el de ‘Dancetería’ fue el último que vio antes de llegar la pandemia. Ese proyecto fue brutal, salió de casualidad. Compartimos oficina y nuestro mánager nos propuso hacer algo juntos. Y surgió muchísima sintonía, nos encantó. Hicimos algo guay, intercambiábamos músicos, los cantantes, las canciones… Nos llevamos increíble y teníamos mucha conexión. La idea era hacer cuatro conciertos, pero de repente nos dimos cuenta de que la gente lo quería y teníamos confirmados muchos más para el verano. Es algo que no sé si se dará, pero ojalá podamos retomarlo algún día.

–Nos veremos este verano pronto, ¿verdad?

–Tengo muchísimas ganas del concierto en la Plaza de Toros dentro del Festival Murcia ON. En Murcia ya es como tocar en casa, vendrán tantos amigos como si estuviese en Madrid, casi.

 
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PD: Queremos dar las gracias a Mariantonietta Café por dejarnos hacer la entrevista allí.