Músicos de rock que han compuesto bandas sonoras para series (III)

 
 

Una de las parejas musicales más prolíficas, Nick Cave y Warren Ellis, hizo más aterradora la historia del caníbal Jeffrey Dahmer, al igual que Jason Hill elevó la tensión de los encuentros con los asesinos de ‘Mindhunter’, y Charlie Clouser, exteclista de NIN, contribuyó en ‘American Horror Story’ a crear los créditos iniciales más macabros de la televisión; este tercer especial se completa con Julio de la Rosa, el compositor de cabecera del director Alberto Rodríguez


El siglo XXI es, sin duda, el de las series. De la edad dorada liderada por HBO, con ‘Los Soprano’, ‘A dos metros bajo tierra’ y The Wire’ como máximos exponentes, se ha pasado a una época de sobreabundancia, con un crecimiento constante –e inabarcable– de estrenos cada temporada, en la que algunas plataformas priman atraer el mayor número de espectadores, pero otras siguen manteniendo el listón alto sin perder el olfato comercial, ante un público cada vez más exigente.

Una apuesta por la calidad que se ve reflejada en una mayor inversión para incorporar compositores musicales del mundo del rock que aporten un toque distintivo e incluso se arriesguen a realizar trabajos más experimentales o rompedores para dotar a las ficciones de un elemento diferenciador y, de ese modo, que puedan dejar su huella lejos de los escenarios y de los discos con sus bandas.

En capítulos anteriores de este especial se pudo comprobar la importancia de Trent Reznor y Atticus Ross para la ambientación de la sobresaliente miniserie ‘Watchmen’, que tenía ante sí el reto de adaptar uno de los cómics más icónicos de la historia y no morir en el intento; la capacidad de Brian Reitzell para generar tensión en ‘Hannibal’ con sonidos e instrumentos poco habituales, y la habilidad de Cliff Martinez para que los sintetizadores y las guitarras eléctricas encajasen en un relato de principios del siglo XX.

La tercera parte de este monográfico dedicado a músicos de rock (y de otros estilos, todo hay que decirlo) metidos en el mundo de las series se centra en una de las parejas más exitosas y creativas de los últimos años, los australianos Nick Cave y Warren Ellis, quienes son capaces de sacar lo mejor el uno del otro cada vez que se juntan para un proyecto, ya sea para una película postapocalíptica como ‘La carretera’ o una serie truculenta como ‘Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer’; en el multiinstrumentista norteamericano Jason Hill, quien sorprendió con su partitura para una de las mejores series –injustamente cancelada– de este siglo, ‘Mindhunter’; en el exteclista de Nine Inch Nails Charlie Clouser, más conocido por la música de la franquicia de terror ‘Saw’, pero también muy activo en el mundo de la pequeña pantalla (‘Las Vegas, ‘Numb3rs’ y ‘Wayward Pines’), y en una de las máximas referencias dentro del panorama cinematográfico español, Julio de la Rosa, quien inició su carrera en el grupo El Niño Burbuja a mediados de los 90.

Nick Cave y Warren Ellis

 
 

Una de las sorpresas en el mundo de las plataformas de 2022 fue ‘Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer’, una creación del siempre prolífico –e irregular– Ryan Murphy para Netflix, en la que se narra los asesinatos del conocido como ‘Monstruo de Milwaukee’, con especial atención tanto al propio asesino en serie, como a sus víctimas y familiares, a lo largo de varias décadas. Tal fue el éxito que de miniserie ha pasado a convertirse en una nueva antología para Murphy (‘American Horror Story’, ‘American Crime Story’…).

Y además de la fantástica actuación de Evan Peters en el papel protagonista, otro de los elementos que sobresalen de la producción es la banda sonora compuesta por dos leyendas, Nick Cave, quien se maneja como nadie en el lado más oscuro de la música, aunque también es escritor, guionista, actor ocasional y toda una fuerza de la naturaleza sobre el escenario; y Warren Ellis, componente de The Bad Seeds, la banda que acompaña a Cave, a la que se unió como violinista en 1993 y en la que se ha consolidado como multiinstrumentista y mano derecha del cantante desde hace más de una década.

Aparte de su trabajo en numerosos álbumes de rock desde aquel año, ambos han formado una sociedad prolífica para componer discos al alimón (‘Carnage’, en 2021) o en nuevos grupos, como Grinderman, además de bandas sonoras, principalmente para el cine, donde cuentan con un currículum envidiable con películas, principalmente con el western como seña de identidad, del nivel de ‘La propuesta’ y ‘Lawless’, en las que Cave también participó en la escritura del guion; ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford’, ‘La carretera’, ‘Comanchería’, ‘Wind river’ y, más recientemente, ‘Blonde’.

Pero también para las series, donde además de aportar el tema principal a ‘Peaky Blinders’, ese ya mítico ‘Red right hand’, interpretado también por diferente artistas cada temporada, musicalizaron la primera temporada de la serie ‘Mars’ (2016), de National Geographic Channel, sobre la llegada del primer astronauta al planeta rojo en 2033.

 

Se trata de un trabajo que compartió espacio compositivo con el disco de Nick Cave and the Bad Seeds ‘Skeleton tree’, publicado también en 2016, una propuesta experimental concebida más como una banda sonora que como álbum de estudio, y ambos con la tragedia de la muerte de su hijo Arthur muy presente. Y al igual que la mayoría de sus bandas sonoras, no necesita las imágenes para poder disfrutar la música, porque aunque la idea de poner a Cave y Ellis al frente de una banda sonora para una serie de ciencia ficción pueda parecer extraña, el resultado es una más que decente colección de temas de música ambiental, en el que todo el peso recae en los sintetizadores y los teclados.

 
 

Y si una serie sobre Marte se sale en cierta forma de su catálogo musical, no sucede lo mismo con ‘Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer’ (2022), en la que de nuevo abrazan la oscuridad de un relato que no escatima en detalles tenebrosos e incluye necrofilia y canibalismo. Dahmer fue el responsable de la muerte de 17 adultos y niños entre los años 1978 y 1991. En el primer tema de la banda sonora, que sirve para los títulos de crédito de la serie, aparece la melodía principal que se escucha a lo largo de los episodios en distintas ocasiones, con ese halo casi fantasmagórico, y que se repite en otros cortes como ‘No more free rides’, ‘Oily tadpoles’ y ‘Difficult to hear’, jugando con los sonidos de ballena que Jeffrey Dahmer escucha para dormir.

 

Una banda sonora en general inquietante, con instrumentos habituales en sus películas como el piano, los sintetizadores y el violín, que contrasta enormemente con las canciones pegadizas de los 80 que aparecen a lo largo de los capítulos, como el ‘Please don’t go’ de KC and The Sunshine Band, especialmente en las escenas que tienen lugar en las discotecas gais por las que se movía Dahmer para captar a sus víctimas.

 
 

Jason Hill

 
 

Jason Hill se dio a conocer en el mundo de la música al frente de la relativamente efímera banda californiana Louis XIV, que publicó tres discos de estudio entre 2003 y 2008, con un sonido que bebía claramente del glam rock de los años 70 y que ha actuado junto a grupos como The Killers, pero que desde su ruptura, aunque no del todo definitiva, en 2009, no ha vuelto a sacar material nuevo. También lideró la superbanda norteamericana Vicky Cryer, compuesta por miembros de Muse (el batería Dominic Howard), The Killers (el bajista Mark Stoermer) y otras bandas como Julian Casablancas+The Voidz (Alex Carapetis y Jeff Kite) y que publicó un disco en 2013, ‘The Synthetic love of emotional engineering’, que mantiene el toque glam, pero con un punto mayor de diversión al tratarse de un proyecto paralelo sin mucho recorrido.

Su gran oportunidad en el mundo de las bandas sonoras llegó de la mano del director David Fincher, quien, primero, le ofreció colaborar en su película ‘Perdida’, produciendo una versión del ‘She’ de Charles Aznavour, cantada por Richard Butler, incluida en el tráiler de la película, para luego encargarle la música de la serie ‘Mindhunter’ (2017-2019), una de las mejor valoradas de Netflix (por el camino se quedó otra serie, ‘Videosyncrasy’, para HBO, que se canceló cuando ya se habían rodado varios episodios). Se trata de un drama que se centra en dos agentes del FBI que entrevistan a varios homicidas encarcelados para elaborar los perfiles psicológicos de lo que después definieron como asesinos en serie.

 
 

Y la música de Hill juega un papel fundamental para ayudar a generar la atmósfera inquietante y oscura (una calma tensa, por así decirlo) que caracteriza a los episodios. Además de una selección de temas míticos de artistas y grupos de los 70 como David Bowie, Fleetwood Mac, Led Zeppelin, Soft Cell, Peter Gabriel, Meat Loaf y, por supuesto, Talking Heads, con su ‘Pyscho killer’. Uno de los momentos musicales más brillantes es el final de la primera temporada, en el que el agente Holden Ford visita en el hospital a uno de los asesinos que entrevistó a lo largo de los episodios, Edmund Kemper. Una conversación que crece en intensidad y tensión con los sonidos de fondo de la banda sonora, hasta que culmina con una crisis de ansiedad del agente en la que suena la canción ‘In the light' de Led Zeppelin.

 
 

Entre los distintos temas de la banda sonora destaca ‘Crime of the century’, que fue el primero compuesto por Hill y que le sirvió de base para el sonido de la banda sonora, que pretendía que tuviera una enorme carga psicológica. Otro de sus retos fue hacer música con instrumentos normales, pero que sonaran a algo totalmente distinto, como el piano, el violín o la lira. Así, el piano que guía el tema principal de la serie (que en la segunda temporada suena más escalofriante con un coro de niños), en otros momentos muta y se convierte en un tambor o unas cadenas.

 
 

La química entre Hill y Fincher fue tan buena que volvieron a colaborar en el episodio que el realizador dirigió en la tercera temporada de ‘Love, Death and Robots’, de la que es productor y que supuso su debut en la animación. Titulado ‘Mal viaje’, (2022) contó con Andrew Kevin Walker, guionista de ‘Seven’, para relatar una historia de terror clásico sobre un barco de cazadores de tiburones que se encuentra con un monstruo marino, una especie de cangrejo gigante, que se refugia en su bodega y que llega a un extraño pacto con el segundo al mando de la tripulación.

 

Se trata de uno de los mejores cortos de esta antología de Netflix, con una enorme calidad en cada uno de los detalles que aparecen en pantalla y una música a cargo de Hill que está al mismo nivel y casa perfectamente con la fotografía llena de oscuros y tenebrosa del capítulo. Así describió la banda sonora el propio autor: «Es una exploración orquestal de gemidos náuticos y de colisiones de esos enormes y podridos cascos de madera y hierro con cadenas, goteos y salpicaduras... Debe sonar masiva y gutural: una especie de sinfonía ballenera industrial sin esperanza».

 
 

Sus trabajos más recientes han sido en dos producciones de Apple. La primera es la serie ‘Ciudad en llamas’ (2023), cancelada por la plataforma tras solo una temporada y dirigida hacia un público juvenil (sus creadores eran los de ‘Gossip girl’), en la que la música, la escena post punk de la Nueva York de principios de siglo (The Strokes, Interpol, TV on the Radio, Yeah Yeah Yeahs, The White Stripes, The Rapture…), juega un papel fundamental (el principal foco es una estudiante que es tiroteada en Central Park y una serie de incendios en la ciudad), con una banda ficticia, Ex Nihilo (cuyo cantante viene a su vez de otra banda ficticia, Ex Post Facto), en la que se nota la mano y la experiencia en el mundo del rock de Hill, quien junto a Abe Seiferth pulió las maquetas de los compositores de los temas, aparte de crear la banda sonora, más próxima que nunca a canciones al uso.

 

El otro trabajo de este año ha sido para la miniserie ‘Un futuro desafiante’ (‘Extrapolations’, 2023), sobre las consecuencias del cambio climático en el futuro, donde se reparte las labores musicales de las ocho historias, con un envidiable plantel de actores (Meryl Streep, Edward Norton, Tobey Maguire, Marion Cotillard, Forest Whitaker, Siena Miller, Kit Harington, Diane Lane, Keri Russell…), de las que consta con los compositores David Wingo y Dan Romer, en una partitura llena de paisajes sonoros futuristas y, como no podía ser de otra forma, ambientales.

 

Charlie Clouser

 
 

Ya había formado parte de varias bandas como Burning Retna y 9 Ways to Sundat, pero Charlie Clouser saltó a la fama de la mano de Trent Reznor. Este músico norteamericano se unió a Nine Inch Nails justo en la cresta de la ola. Fue en 1994, cuando el grupo lanzó su aclamado disco ‘The Downward Spiral’, en el que contribuyó en la programación y durante la gira como teclista. Y se mantuvo como miembro fijo en sus directos hasta 2000, con la publicación del doble álbum ‘The fragile’, en el que ya tuvo mayor peso en la composición (aparece en los créditos de dos canciones, ‘The way out is through’ y ‘Starfuckers, Inc’, curiosamente las dos más ‘heavies’ del disco y de las mejores), y en el denominado ‘Fragility tour’. En su currículum también figuran colaboraciones con Marilyn Manson, Rob Zombie, David Bowie, John Frusciante, Rammstein, Jamiroquai y A Perfect Circle, ya sea como músico, productor o responsable de una remezcla.

Su salto a la gran pantalla vino a través de James Wan y la franquicia de terror ‘Saw’ (el tema ‘Hello Zepp’, con ese sonido tan industrial, se convirtió en icónico al aparecer en esos finales con grandes revelaciones y giros inesperados, al igual que el acompañamiento de las cada vez más complejas trampas que preparaba Jigsaw), un género en el que ha hecho principalmente carrera, dado que siempre ha confesado que se siente más cómodo proponiendo partituras disonantes y agresivas, con otras películas como ‘The collection’, ‘Silencio desde el mal’, ‘Sentencia de muerte’ y ‘Resident Evil: Extinction’.

 
 

Para Clouser, según confesó, existe un paralelismo entre componer bandas sonoras y un disco para Nine Inch Nails, puesto que en ambas vertientes se trata de pura experimentación y la búsqueda de nuevos sonidos, y de llevar al límite la tecnología para crear algo que nadie hubiera escuchado antes. «No se trata de cuatro tíos en un local de ensayo probando ‘riffs’», explicó hace años en una entrevista en la web Loudwire.

En el mundo de las series, inicialmente trabajó junto al compositor Cameron Allan, aunque el gran éxito de Clouser es, sin duda, los créditos iniciales de la antología ‘American Horror Story’ (2011-…), que encaja perfectamente en su ‘modus operandi’ musical, al ser una ficción que es a la vez sádica, extraña y divertida. La música partió de una demo grabada por César Dávila-Irizarry en 1998 cuando estudiaba en la universidad, en la que experimentaba con diferentes sonidos grabados en su propia casa en Puerto Rico, y todo basado en los títulos iniciales de la película ‘Seven’, en los que curiosamente sonaba un ‘remix’ de Coil de la canción de NIN ‘Closer’.

La maqueta de Dávila-Irizarry fue usada simplemente como prueba por el editor de vídeo Gabriel J. Diaz para acompañar los títulos iniciales de la serie. Pero gustó tanto a los productores, que decidieron usarla, aunque con ciertos ajustes. Al no poder contar con los servicios de Dávila-Irizarry por problemas de agenda, el tema principal es finalmente una recreación de ese trabajo realizada por Clouser, a quien contrató la cadena FX para la versión final.

Se trata de una sintonía que se ha mantenido a lo largo de los años (con sutiles diferencias, especialmente a partir de ‘Hotel’, mientras que la parte visual y la tipografía de la cabecera sí que varía conforme a la temática de cada temporada) en una serie que, en términos generales, peca de repetitiva, incluido en el apartado musical de los capítulos, tras unas primeras temporadas de muy alto nivel, y en la que el miedo y la tensión dejaron de existir y enganchar al público.

 
 

Y lo mismo sucede con la serie ‘Wayward Pines’ (2015-2016), creada por M. Night Shyamalan (estrenada en Fox, pero que actualmente no se puede ver en ninguna plataforma), una serie que arranca como una historia de suspense a lo ‘Twin Peaks’ (con guiño a ‘Perdidos’ en su primera escena), en la que un agente del Servicio Secreto viaja al pueblo de Wayward Pines para buscar a dos compañeros que han desaparecido, y que deriva –con numerosas incoherencias e ideas estrambóticas– en un relato postapocalíptico de supervivencia de la última civilización humana.

En ella conserva ese tono oscuro característico suyo, pero en una escala más pequeña, tendiendo a lo acústico (utilizó muchos instrumentos hechos a mano y otros tocados «incorrectamente», como por ejemplo usando púas o arcos de violín donde no es lo habitual), aunque con el objetivo claro de crear siempre una sensación de inquietud y un ambiente claustrofóbico. Según confesó, la intención era que pareciera que los sonidos sucedían dentro de la cabeza del espectador.

 
 

Una serie realmente mala a la que solo parece salvarla un gran reparto –aunque desaprovechado–, la cuidada fotografía y la banda sonora, que brilla en los primeros episodios más enfocados en los secretos que oculta el pueblo de Wayward Pines, hasta que se revela la verdad a mitad de temporada que inevitablemente dividirá al público entre los que se sorprendan del giro y los que se lo tomen a risa.

 

Lo que sorprende quizás es su participación en dos series más tradicionales como ‘Las Vegas’ (2003-2008) –con una variedad de géneros pocas veces vista en su carrera y que puede comprobarse en el tema ‘Let it ride’– y ‘Numb3rs’ (2005-2010), en una época previa a las plataformas de ‘streaming’, en las que las temporadas superaban holgadamente los 20 episodios y que seguía la moda de introducir un elemento sorprendente para resolver casos criminales. En este caso, las matemáticas.

 
 

También contribuyó a otra ficción alejada del terror, aunque con personajes ciertamente inquietantes, ‘Buena conducta’ (2016-2017), en la que participaba el actor español Juan Diego Botto, dando vida a un asesino a sueldo, junto a Michelle Dockery, una ladrona y timadora, y la siempre excelente Ann Dowd (‘El cuento de la criada’, ‘The Leftovers’…).

 
 

Y participó en la miniserie ‘El fin de la infancia’ (2015), basada en la novela de Arthur C. Clarke –también autor de ‘2001: una odisea espacial’– del mismo título, sobre una invasión alienígena que lleva al planeta hacia una vida utópica que, ¡sorpresa!, acaba en la extinción de la raza humana, sin abusar del tono épico (‘Ship appears’ y ‘Freedom league’ son las más agresivas) y optando por darle un toque más delicado a través de unos sintetizadores hipnóticos, unos coros celestiales (que casan perfectamente con el elemento religioso de la historia) y un chelo con mucho protagonismo.

 

Julio de la Rosa

 
 

Dentro de los compositores nacionales de bandas sonoras, Julio de la Rosa es uno de los mayores referentes, tanto por su trabajo en el cine como en las series. El jerezano dio sus primeros pasos en la música en El Hombre Burbuja, una banda cuya actividad se desarrolló entre 1995 y 2002 y pasó demasiada inadvertida para el público y las discográficas pese a ser una propuesta interesante, con unos inicios en los que coqueteaban con el shoegaze y el pop más noise, y tres discos con una calidad musical y lírica notable. Uno de esos grupos malditos de la música española que afrontó numerosas dificultades, como publicar su primer álbum tres años después de grabarlo por problemas con los derechos de las canciones.

De la Rosa considera que su etapa en El Hombre Burbuja fue un curso de aprendizaje para todo lo que surgió después, como su carrera en solitario, siendo ‘M.O.S.’, en 2004, el primer álbum de los siete que hasta la fecha ha publicado. Tan solo un año después comenzó su exitosa relación con el director Alberto Rodríguez en la película ‘Siete vírgenes’, y entre las que también se incluye la reciente ‘Modelo 77’, ‘El hombre de las mil caras’, ‘La isla mínima’, por la que ganó el Goya, y ‘Grupo 7’.

Dentro de la ficción para la pequeña pantalla, aparece en los créditos de ‘Mar de plástico’, ‘Perdida’, ‘Física o Química’, ‘El síndrome de Ulises’, ‘La peste’ y ‘Por H o por B’. Una de las últimas y más interesantes bandas sonoras que ha compuesto es ‘Veneno’ (2020), de Los Javis, sobre la vida de la famosa vedete transexual, en la que combina su música, en la que el piano y las cuerdas llevan todo el peso –si bien ‘Manolito’ es toda una lección de post rock y bien podría ser obra de Mogwai–, con canciones de la época de The Cramberries, Dover, Pet Shop Boys y Natalie Imbruglia, y otras posteriores de Viva Suecia, Sen Senra… Un ‘biopic’ que supone toda una reflexión sobre el sensacionalismo de los medios de comunicación, los peligros de la fama televisiva y la capacidad de explotación que tiene la telebasura de sus protagonistas.

 

Otra producción de Atresmedia en la que participó es ‘Perdida’ (2020), cuya acción tiene lugar en Bogotá y Valencia, lo que se refleja en la omnipresente banda sonora de De la Rosa. La historia sigue los pasos de un padre que se deja detener en Colombia para contactar en la cárcel con el hombre que secuestró a su hija años atrás. Buen ejemplo del talento compositivo del músico es la pieza final, ‘Epílogo’, con una trompeta con sordina jazzera dentro de una canción pop.

 

En el caso de ‘La peste’ (2017-2019), de nuevo con el sello de Alberto Rodríguez y con un presupuesto de diez millones de euros (las comparaciones con la HBO fueron muy comunes), se narra una serie de crímenes a varios miembros ilustres de la sociedad cometidos durante un brote de peste en la ciudad de Sevilla a finales del siglo XVI. Y a pesar de ser una serie histórica, De la Rosa recurre a la electrónica y la guitarra eléctrica, al más puro estilo anacrónico de Cliff Martinez en ‘The knick’, con un tono tirando siempre hacia el suspense y la oscuridad, además de instrumentos más propios de la época como la mandolina y el laúd.

 
 

En ‘Mar de plástico’ (2015-2016), por ejemplo, empleó el salterio, un instrumento medieval de cuerda, para crear unas sonoridades especiales, y máquinas de escribir, mecheros y botellas como instrumentos de percusión. «Más que ceñirme a los instrumentos, ceñirme a las maneras de usar los instrumentos», contó en una entrevista para ‘Tercer grado’ de Antena 3. Una forma de trabajar que le ha valido ser ahora mismo uno de los compositores más solicitados en España.

 
 

Su último trabajo, por ahora, es en la serie ‘La chica de nieve’ (2023) de Netflix, una historia de suspense que parte del secuestro de una niña durante la Cabalgata de Reyes en Málaga, basada en el ‘bestseller’ de Javier Castillo. La plataforma ya ha confirmado que también adaptará otras dos novelas del autor: ‘El juego del alma’, continuación de ‘La chica de nieve’, y ‘El cuco de cristal’, una historia independiente. Lo normal, y deseable, es que De la Rosa volviera a participar en la banda sonora de, al menos, la primera.