Músicos de rock que han compuesto bandas sonoras para series (I)

 

Trent Reznor y Atticus Ross, en el concierto de NIN en el Mad Cool de 2018, con un fotograma del calamar gigante que ataca Nueva York en la serie ‘Watchmen’, de la que se encargaron de la banda sonora y por la que ganaron un premio Emmy. / ANDRÉS IGLESIAS / HBO MAX

 

Los compositores que triunfan en las distintas plataformas gracias a ficciones como ‘Watchmen’, ‘Devs’, ‘True detective’, ‘Irma Vep’, ‘Lo que hacemos en las sombras’ y ‘Desde otro lugar’ saltaron a la fama como fundadores y componentes de Nine Inch Nails, Portishead, Devo y Sonic Youth


John Williams, James Horner, Jerry Goldsmith, Hans Zimmer, John Barry, Max Steiner, Nino Rota, Howard Shore, Bernard Herrmann, Ennio Morricone, Alexandre Desplat… Trent Reznor y Jonny Greenwood. Entre los grandes compositores de cine de la historia ya se han afianzado dos de los mayores referentes del rock de la década de los 90. El hecho de que Reznor, junto a su colaborador habitual y también músico de Nine Inch Nails, Atticus Ross, ganara el Oscar a Mejor Banda Sonora por su trabajo para la película ‘La Red Social’ en 2010 (imponiéndose a grandes figuras como Zimmer y Desplat, entre otras) supuso el espaldarazo definitivo para que los directores y productores decidieran recurrir con más frecuencia a artistas alternativos –sin una formación clásica, por así decirlo– en busca de unas partituras alejadas de lo tradicional y que dieran un paso firme hacia formas más atrevidas. Y lo mismo sucede con Greenwood, guitarrista –aunque lo más correcto sería decir multiinstrumentista– de Radiohead, que consiguió en 2021 su segunda nominación al Oscar por ‘El poder del perro’ (la primera fue por ‘El hilo invisible’, en 2017).

 
 

Obviamente, Reznor y Greenwood no son ni mucho menos los pioneros. Antes que ellos ya lo hicieron leyendas como Nick Cave junto a Warren Ellis (‘La carretera’, ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford’…); Clint Mansell, líder de la banda Pop Will Eat Itself (‘Réquiem por un sueño’, ‘El luchador’, ‘Moon’…), Wendy Carlos y sus sintetizadores (‘La naranja mecánica’) y Danny Elfman, que previamente a convertirse en colaborador habitual de Tim Burton, se hizo famoso como cantante de Oingo Boingo en los 80… Pero el éxito de ‘La red social’, a través de un trabajo totalmente experimental y minimalista (nada que ver con las grandes orquestas empleadas por John Williams o John Barry, por lo que resulta perfecto para no disparar el presupuesto de las producciones), unido a la enorme capacidad de directores como Quentin Tarantino para elegir canciones y que sus películas sean igualmente recordadas por su música, han abierto un nuevo abanico de posibilidades no solo para el cine (pronto publicaremos un reportaje dedicado al séptimo arte), sino también para las series.

Gracias a la feroz competencia entre las distintas plataformas en los últimos años, los mejores directores y actores se apuntan ya de forma habitual a participar en proyectos, con una factura totalmente cinematográfica, para la pequeña pantalla. Y lo mismo sucede con los compositores de bandas sonoras y, como no podía ser de otra forma, con los artistas y grupos de rock, puesto que significa una gran oportunidad para dar a conocer su talento (más allá de que también sea una herramienta muy efectiva que utilizan las discográficas para la promoción de las canciones) y, a la vez, un reto, al tratarse en muchos casos de algo completamente distinto a su estilo musical.

Es así como Reznor y Ross también pueden presumir de un Emmy a la Mejor Música Original para una Serie Limitada o Película por la miniserie de HBO ‘Watchmen’, logrado en 2020. Y, junto a ellos, hay muchos otros artistas interesantes que iniciaron su carrera publicando discos dentro de una banda y que con el paso de los años se han atrevido a contribuir con su música a enriquecer el relato audiovisual de varias de las mejores series de la historia (o, al menos, de los últimos años).

Son los casos de Geoff Barrow (Portishead) en ‘Devs’, Thurston Moore (Sonic Youth) en ‘Irma Vep’, T Bone Burnett (Bob Dylan) en ‘True detective’ y Mark Mothersbaugh (Devo) en ‘Lo que hacemos en las sombras’, artistas muy influyentes de rock y de otros estilos que también han conseguido sobresalir en el mundo de las bandas sonoras para las ficciones televisivas, manteniendo el equilibrio perfecto entre aportar su personalidad propia y potenciar las imágenes. Porque sin sus aportaciones, las series serían en muchos casos completamente distintas. Eso sí, no son bandas sonoras aptas para todos los públicos (ni para tararear), al igual que sucede con las propias series.

 

Trent Reznor y Atticus Ross

 
 

Sin duda, la banda sonora más completa de toda la lista es la que compusieron Trent Reznor (EE UU, 1965) y Atticus Ross (Inglaterra, 1968), miembros de Nine Inch Nails y How to Destroy Angels, para la excelente miniserie de HBO Max ‘Watchmen’, inspirada en la obra de Alan Moore y Dave Gibbons. Tal es así, que dividieron las canciones en tres volúmenes, incluyendo varias de las mejores piezas de su repertorio para cine y televisión.

Del primero, cabe destacar esa maravilla llamada ‘Nun with a motherf*&*ing gun’, el tema dedicado al personaje de Sister Night (Hermana Noche), que es pura esencia de Nine Inch Nails, el grupo que lidera Reznor desde 1988, adalid del rock industrial, al que se incorporó Ross en 2016 para los directos, aunque llevaba colaborando activamente en todos los discos desde 2005.

 

Una de las escenas más impresionantes del primer episodio es esa en la que Looking Glass (Espejo) realiza un interrogatorio en una cabina especial para averiguar si un detenido es miembro de los supremacistas blancos del Séptimo de Caballería mientras suena el bajo y los sintetizadores de ‘Objects in mirror (are closer than they appear)’ y aparecen diversas imágenes subliminales (y curiosidades, como la cara de Richard Nixon en el monte Rushmore) para ver la reacción del sospechoso, seguido de un interrogatorio más físico y menos sutil.

 
 

Pero si por algo sorprende la banda sonora es por el segundo volumen, en el que Reznor y Ross amplían su registro habitual, muy alejado del minimalismo y los sonidos sintéticos de ‘La red social’, y experimentan con estilos más clásicos para adecuarse a los ‘flashbacks’ que cuentan la historia de Justicia Encapuchada en los años 40, como en ‘Nostalgia blues’ y ‘Dreamland jazz’, que tan bien explotaron posteriormente en la película ‘Soul’, consiguiendo su segundo Oscar, junto a Jon Batiste.

 

Y ya en el tercer volumen, el culmen es la versión instrumental del ‘Life on Mars?’ de David Bowie al final del episodio siete, en una de las escenas más recordadas en la que se revela la identidad secreta del Dr. Manhattan en la miniserie, aparte de temas como ‘Doomsday prepper’ en los que la distorsión de guitarra cobra mayor protagonismo; ‘The way it used to be’, una canción puramente de big band cantada por Laura Dickinson; y ‘Lincoln tunnel’, que pone la piel de gallina con su coro.

 

En términos generales, una banda sonora sobresaliente tanto por su variedad como por la forma en que se adapta perfectamente a las imágenes, en el que el tema más recurrente es ‘How the west was really won’, que con sus sintetizadores a lo John Carpenter (‘Halloween’, ‘La cosa’…) sirve para ponerle sonido a los momentos más inquietantes, como el ataque del calamar gigante en Nueva York, y que se repite en diferentes versiones a lo largo de toda la serie (‘Watch over this boy’, ‘The waiting sky’…). Reznor y Ross se permiten hasta un guiño a una de las canciones ochenteras por excelencia, el ‘Careless whisper’ de Wham!, en ‘No rhythm’. Aunque lo bueno es que los tres discos pueden disfrutarse igualmente sin haber visto la serie y sin conocer absolutamente nada de ‘Watchmen’.

La otra mitad del dúo, Atticus Ross, también se ha especializado en las últimas décadas en crear todo tipo de bandas sonoras por su cuenta. En el caso de las series, una de sus principales aportaciones fue la cabecera de ‘Fear the walking dead’, el ‘spin-off’ de ‘The Walking Dead’, en sus tres primeras temporadas.

 
 

En cuanto a bandas sonoras completas, una de las últimas es la de ‘Desde otro lugar’ (‘Dispatches from elsewhere’), del canal AMC y disponible en España a través de Amazon Prime Video, junto a sus otros colaboradores habituales aparte de Reznor, su hermano, Leopold Ross, y Claudia Sarne (con ellos también trabajó en ‘Outcast’, del creador de ‘The walking dead’, Robert Kirkman).

 

Dada las particularidades de la serie, que recrea una especie de juego inmersivo (o experimento social) en el que participan cuatro personas que buscan mejorar su vida, la banda sonora se divide en dos discos para distinguir a las dos facciones antagonistas. Por un lado, la Sociedad del Otro Lugar (The Elsewhere Society), que es el grupo rebelde y en el que se intenta evocar los sentimientos de magia y maravilla, y, por el otro, el autoritario Instituto Jejune, en el que se pretende generar misterio. La peculiaridad es que se trata de una música compuesta más como si fuera un álbum conceptual que una banda sonora, donde hay maravillas como el relajante tema de ocho minutos ‘Murals’, la épica ‘Occasionally scared’ y el ‘thrillero’ ‘Fredwynn Knows’.

 
 

Thurston Moore

La elección de Thurston Moore (EE UU, 1958), exlíder de Sonic Youth, uno de los grupos más influyentes y experimentales del indie rock en los 90, para realizar la banda sonora de la serie ‘Irma Vep’ sigue ese ejercicio de puro metacine con el que juega a lo largo de sus episodios. No en vano, una de las canciones de los norteamericanos, ‘Tunic (Song for Karen)’, tenía un importante papel en la película con el mismo título y director, Olivier Assayas –fan declarado de la banda y que dirigió un documental sobre el Festival Art Rock de Saint Brieuc en el que el grupo tocó–, que se estrenó en 1996.

 
 

La historia de la miniserie, estrenada este año en HBO Max, sigue a la superestrella americana Mira Harberg (Alicia Vikander), quien viaja a Francia tras romper con su novia y protagonizar una película de superhéroes para encarnar a Irma Vep –un papel con el que conforme avanzan los episodios se identifica cada vez más–, la protagonista de una nueva adaptación del clásico francés del cine mudo de terror ‘Les Vampires’, de Louis Feuillade. Algo así como una serie inspirada en una película que estaba basada en un serial, que mezcla realidad y ficción y diferentes tiempos, y se sumerge en el funcionamiento de un rodaje y en todo lo que hay detrás, aunque a lo largo de los episodios el personaje del director, René Vidal, ‘alter ego’ del propio Assayas, insista en que él «no hace series», sino que se trata de una película larga dividida en capítulos, clara muestra de la ironía con la que se aborda el mundo del cine de entretenimiento.

Aunque el personaje que más brilla es el de Gottfried, ese actor alemán adicto al crack que regala más de un discurso sin ningún tipo de filtro, e incluso hace un retrato muy real del cine, y la música, actual: «La industria ha sustituido al cine. Abogados, ‘big data’, franquicias, plataformas, todo eso. Pero el independiente no es mejor, da sermones hasta la náusea. El cine era para los tipos y las tipas malas, como Musidora, igual que el rock and roll de antes».

En lo relativo a la banda sonora (todavía no disponible en las plataformas), Moore compuso casi todas las canciones durante su estancia en un hotel de Australia en 2021, aprovechando las dos semanas de aislamiento que obligaba el protocolo sanitario del país y la licencia que el creador de la serie le había dado para volverse «tan loco como quisiera», inspirándose en los sonidos con los que Mica Levi innovó, y perturbó, en la película ‘Under the skin’.

Y a lo largo de los temas su sonido oscila entre la oscuridad y la sensualidad, como el personaje de Irma Vep, pero Moore se luce especialmente en los números musicales, como el cabaret del penúltimo episodio, en el que Vikander canta ‘Tinder the spark’ y hace ‘crowdsurfing’ entre el público, con un sonido casi macabro, cercano a lo que se podría escuchar en un club nocturno, y en el episodio final, con el personaje de Cynthia Keng (Fala Chen) dándolo todo encima de una mesa en el castillo de Los Vampiros, y con cameo incluido del propio músico con su guitarra.

 
 

Assayas quiso aprovechar el caos y la improvisación que caracterizan a Moore y Sonic Youth para poner música a su serie. Al igual que ya recurrió a una canción tan experimental y tan poco comercial, ‘Tunic (Song for Karen)’, para la película de 1996, en una de las escenas más famosas, en la que la protagonista, Maggie Cheung, se viste con el famoso mono de látex (a lo Catwoman en ‘Batman vuelve’) para caminar por los tejados y las azoteas de París y colarse en las habitaciones del hotel de desconocidos. En 2002, el grupo también participó en su película ‘Demonlover’, encargándose de la música.

 
 

El ‘soundtrack’ muestra un eclecticismo fuera de lo normal en las producciones de Hollywood desde la misma cabecera, en la que suena la canción ‘Ya habibti’, del nigeriano Mdou Moctar. Y a lo largo de los episodios, Moore combina temas más heavies con otros ligeros para las partes de pura comedia. Así, otras canciones usadas son ‘Love destroys all evil’ y ‘Temple dance of the soul’, de Jozef van Wissem, en las que el instrumento principal es un laúd, que contrastan con la electrónica oscura del productor The Haxan Cloak y otros temas como la versión de ‘Speed of the sound loneliness’ que hace Kurt Vile, ‘Loose fit’ de Happy Mondays, ‘Gerundula’ de Status Quo y ‘99 Luftballons’ de Nena, que suena en una escena en un bar. Unas elecciones que encajan sorprendentemente en la serie, al igual que la música de Moore.

 
 

Geoff Barrow

 
 
 
 

Una de las colaboraciones más exitosas de los últimos años es la del director y guionista Alex Garland, artífice de maravillas como ‘28 días después’, ‘Sunshine’, ‘Nunca me abandones’ y ‘Ex Machina’, con el músico Geoff Barrow (Inglaterra, 1971), conocido fundamentalmente por ser fundador e integrante de Portishead, una de las referencias del trip hop, etiqueta de la que siempre han renegado; Beak (en la que incluso hace de cantante) y Quakers. El multiinstrumentista ha formado un buen tándem con el compositor Ben Salisbury, también de Bristol, con el que ha puesto música a películas como ‘Men’, ‘Aniquilación’ y ‘Ex Machina’, todas ellas de Garland, y también han probado suerte en el mundo de las series, con ‘Devs’, también del guionista y director británico; ‘Hanna’ y ‘Archivo 81’.

La más destacable es sin duda ‘Devs’ (de FX y que en España se puede ver ahora a través de Disney), en la que la pareja contó con la contribución extra de The Insects –dúo de Bristol formado por Bob Locke y Tim Norfolk que ha coescrito canciones míticas como ‘Karmacoma’, de Massive Attack–, para completar una nueva partitura capaz de crear una atmósfera inquietante, en la que cada uno firma las canciones, con muchas de las piezas solo de Salisbury o de The Insects, y colaboraciones entre Salisbury y Barrow.

Y es que para una serie de ciencia ficción tan enigmática y, en muchos momentos, perturbadora –puede considerarse de inicio un thriller en el que desaparece un empleado de una compañía tecnológica tras entrar a formar parte de un proyecto secreto en un laboratorio (en el que no escatiman con el dorado), en el que el eje central es la física cuántica y se plantea el dilema existencial entre el determinismo y el libre albedrío–, la elección de los compositores es más que acertada, por su demostrada capacidad para experimentar y crear tensión.

 

Aparte de todo tipo de sonidos que parecen sacados de otra dimensión (‘Cause and effect’), también hay espacio para que las cuerdas brillen, como en ‘Plainsong’, que con solo doce notas puede ser considerada como el tema principal de la serie, el que acompaña a su protagonista, Lily Chan, y con ciertas reminiscencias religiosas, dado que la empresa protagonista de la historia, Amaya, y su CEO, Forest, pueden compararse como una especie de secta y su líder espiritual. A lo largo de la banda sonora aparecen distintos sonidos de campana, unos más reconocibles que otros por estar ultraprocesados, y coros que podrían sonar perfectamente en una iglesia, aparte de ruidos distorsionados y poco convencionales. Además, juega en muchos momentos con utilizar música ambiental para contrastar con las escenas más violentas. En total, el álbum de la banda sonora cuenta con 37 canciones, dado el deseo de Garland de que cada uno de los ocho episodios contara con música original, en lugar de reusar una y otra vez los mismos temas, y que encajaran tanto en las partes más metafísicas, como en las de puro thriller o dramáticas.

Aunque no se emplean demasiadas aportaciones de otros artistas a lo largo de la miniserie, sobresale por encima de todas ‘Congregation’, de Low, que aparece en una maravillosa escena del episodio dos y que, gracias al clásico minimalismo de la banda, mantiene el tono inquietante del resto de la música y con la propia serie, al hablar en su letra de cómo las congregaciones religiosas pueden equivocarse y mentir. También suena en una escena de fondo ‘Ocean eyes’, de Billie Eilish.

 
 

Barrow, Salisbury y The Insects colaboraron igualmente para la banda sonora de la serie ‘Hanna’, disponible en Amazon, cuya versión cinematográfica estaba musicalizada nada menos que por The Chemical Brothers. Al cuarteto también se unió Karen O, vocalista de la banda Yeah Yeah Yeahs, aportando una versión sorprendente del ‘Bullet with butterfly wings’ de The Smashing Pumpkins en la primera temporada y una nueva canción titulada ‘Anti-Lullaby’.

 

En el caso de ‘Archivo 81’, que tras una única temporada ha sido sorprendentemente cancelada por Netflix, Salisbury y Barrow volvieron a formar equipo y a regalar una banda sonora con su sello personal totalmente renovador. La serie, una adaptación de un ‘podcast’ de éxito en EE UU, narra la historia de un archivista que es contratado para restaurar una colección de cintas de los 90, en las que descubre la investigación de su autora, la directora de documentales Melody Pendras, sobre una misteriosa secta en un bloque de pisos. Al igual que en ‘Devs’, se trata de un trabajo extenso, con 33 canciones que se acercan a la hora y media de duración en total, aunque por las características de la propia serie es más adecuada para escuchar de fondo que prestándole toda nuestra atención. Solo hay que poner ‘Tamara’s opera’ para darse cuenta de cómo le gusta al dúo experimentar con los sonidos de voces.    

 

También cabe subrayar la participación de Barrow y Salisbury en uno de los capítulos de la antología, capaz de lo mejor y de lo peor, ‘Black mirror’. El episodio en cuestión, ‘Men against fire’ (‘La ciencia de matar’, en castellano), fue el quinto de la tercera temporada –es decir, de los estrenados ya en Netflix, y uno de los más flojos–, en el que unos soldados combatían unas criaturas llamadas ‘roaches’ (humanos mutantes parecidos a cucarachas gigantes) con la ayuda de unos chips que tenían implantados en el cerebro que potenciaban sus sentidos, pero como se descubre posteriormente, –aviso de spoiler– también modificaban la realidad de lo que ven. En cuanto a la música, el dúo pone en liza su estilo siempre inquietante, con muchos sintetizadores y electrónica combinados con unas cuerdas que podrían sonar en una película de Hitchcock, que encajan perfectamente en la distopía tecnológica creada por Charlie Brooker.

 

T Bone Burnett

 
 

¿Qué se puede decir de un músico que ha trabajado y colaborado con Bob Dylan (participó como guitarrista en la mítica gira ‘Rolling Thunder Revue’ en los años 70), Elvis Costello, Robert Plant, Willie Nelson, Elton John y Roy Orbison, y que ha compuesto la banda sonora de películas como ‘O Brother, Where Art Thou?’, ‘Cold Mountain’, ‘En la cuerda floja’ y ‘Corazón rebelde’? Y su trabajo en televisión tampoco se queda atrás, con la primera temporada de la serie ‘Nashville’ dentro de su currículum, aunque si por algo destaca T Bone Burnett (EE UU, 1948) es por la forma en la que convirtió los parajes bucólicos de Luisiana en algo totalmente asfixiante a ritmo de country. Sucedió en la primera temporada de ‘True detective’ (2014), la que seguía la investigación durante 17 años de los detectives Marty Hurt (Woody Harrelson) y Rust Cohle (Matthew McConaughey) para cazar a un asesino en serie, aunque las dos entregas posteriores no alcanzaron ese nivel de excelencia (la segunda no era tan mala, hay que darle una oportunidad).

Y es que su música contribuye enormemente a que el espectador se deje atrapar por esa oscuridad que emana de casi cada escena (podría considerarse como una actualización del horror gótico), desde los mismos créditos iniciales, con la canción ‘Far from any road’, de la banda The Handsome Family, y los otros temas de artistas como Grinderman, Kris Kristofferson, Bob Dylan y Townes Van Zandt, elegidos concienzudamente por Burnett, haciendo gala de su enorme conocimiento de la música norteamericana, ya sea country, góspel, R & B o rock sureño.

 
 

Una variedad gracias a la que también suenan otros grupos más inesperados, como Black Rebel Motorcycle Club, Cuff The Duke, Wu-Tang Clan y Bosnian Rainbows, una de las numerosas bandas surgidas de El Paso (Texas) de Omar Rodríguez-López, más famoso por ser el guitarrista de The Mars Volta y At the Drive-In. Pero eso sí, con la única consigna de no usar durante todo el metraje el estilo musical típico de Luisiana, el cajún, ni abusar de otros también habituales como el jazz y el blues.

 

La música siempre ha jugado un papel muy importante en la serie creada por Nic Pizzolatto, la otra constante que se ha mantenido en las tres temporadas que por ahora se han hecho de esta antología (la cuarta, con Jodie Foster como protagonista, se espera que se estrene en 2023 o 2024, ya sin Pizzolatto al mando). De hecho, Burnett confesó en una entrevista en ‘Esquire’ que varias melodías de la banda sonora han aparecido de alguna forma en cada una de las temporadas. «No enteras, sino uno o dos intervalos de las melodías. Es esencialmente la misma canción, pero fragmentada», puntualizaba.

En la maravillosa primera temporada, considerada entre las mejores de la historia de las series, T Bone Burnett, ganador de 13 premios Grammy a lo largo de su carrera como productor y compositor, se encarga de la música original, donde sobresalen los sintetizadores (especialmente uno analógico denominado Swarmatron, al que el propio compositor describe como «un instrumento para dar miedo»), tocados en su mayoría por él mismo, que buscan generar una atmósfera inquietante en lugar de simplemente recrear el ambiente sureño de Luisiana, y que juegan un papel importante para definir la personalidad de los dos protagonistas. Así, se permite la licencia de usar hasta un didyeridú, un instrumento de viento tradicional de los aborígenes de Australia, e incluso contribuye a la banda sonora con dos canciones, ‘Sign of the judgement’ y ‘The angry river’.

 
 

En la segunda temporada, protagonizada por Colin Farrell, Rachel McAdams, Vince Vaughn y Taylor Kitsch, cambia totalmente la ambientación, al trasladarse la acción a Vinci, una ciudad industrial ficticia de California basada en una real, Vernon, con un largo historial de casos de corrupción. La canción usada para la cabecera fue ‘Nevermind’, con esa voz única de Leonard Cohen, y un estilo visual que se ha mantenido en toda la serie lleno de superposiciones de imágenes, siluetas y muchos filtros de color.

 

Mientras que en la tercera, encabezada por el actor Mahershala Ali y que significó una vuelta a las raíces (también se ha criticado que buscaba ser una copia) en los Ozarks, la elegida fue una versión del tema ‘Death Letter’ de Son House, hecha por Cassandra Wilson, una artista que ya sonó en la primera temporada. Porque para Burnett, la música es uno de los elementos principales que sirve para conectar magistralmente las tres temporadas por ahora estrenadas.

 
 

Mark Mothersbaugh

 
 

Devo era «la banda del futuro». Así la definió David Bowie en sus inicios. Su sonido se caracterizaba fundamentalmente por el uso de sintetizadores y sus canciones estaban lejos del pop comercial, pero eran extrañamente pegadizas, como ‘Whip it’, uno de sus primeros éxitos. Y su forma de cantar tampoco era la más convencional, como mostraron en su extravagante versión del ‘Satisfaction’ de The Rolling Stones, con un ritmo errático y en la que no había ni rastro del icónico ‘riff’ de Keith Richards, pero que sorprendentemente gustó hasta al mismísimo Mick Jagger cuando la escuchó.

Y aunque al principio sus pioneros vídeos eran de los más emitidos en la MTV, pronto fueron relegados al furgón de cola en el momento en el que sus letras atacaban directamente a la industria musical y no aceptaron que censuraran uno de sus clips. Además, se enfrentaron a su sello discográfico, Warner Brothers, al considerar que nunca llegó a entender realmente su propuesta vanguardista, por lo que desde mediados de los ochenta es un grupo que ha ido apareciendo y desapareciendo de la escena musical.

Mark Mothersbaugh (EE UU, 1950) era junto a Gerald Casale los miembros fundadores y, además de convertirse en un artista multidisciplinar (arte, fotografía, literatura, escultura…), con el paso de los años se ha consolidado como uno de los compositores de bandas sonoras más solicitados. Sus trabajos más conocidos son los realizados en las películas de Wes Anderson, como ‘Academia Rushmore’, ‘Los Tenenbaums’ y ‘Life Aquatic’, y en otras como ‘Thor: Ragnarok’, ‘Los Mitchell contra las máquinas’, ‘Infiltrados en clase’, ‘La LEGO película’, ‘Hotel Transilvania’…

Pero también cuenta con una trayectoria interesante en el mundo de los videojuegos (‘Crash Bandicoot’, ‘Jak and Dexter’, ‘Los Sims’…)  y de las series, desde los dibujos de ‘Rugrats’ hasta ‘Dawson crece’, ‘Big Love’ –donde compartía labores con otro grande de la música, David Byrne, de Talking Heads,–, ‘Iluminada’,  ‘The Carrie Diaries’, ‘House of lies’, ‘El último hombre en la Tierra’, ‘Dirty John’, ‘(Des)encanto’ y las más recientes ‘Tiger king’, ‘Lo que hacemos en las sombras’ y ‘Nuestra bandera significa muerte’.

 
 

Sorprende especialmente la primera, una especie de docu-serie de Netflix sobre la vida de Joe Exotic, un aspirante a cantante de country que dirigía un zoológico en Oklahoma y su conflicto con la activista por los derechos de los animales Carole Baskin. Además de la música original de Mothersbaugh, junto a John Enroth, Albert Fox y Robert Mothersbaugh, hay canciones de Tom Waits y Nick Cave, entre otros.

En el caso de ‘Lo que hacemos en las sombras’ y ‘Nuestra bandera significa muerte’, ambas con el sello inconfundible de humor absurdo del realizador neozelandés Taika Waititi, la música que no se toma demasiado en serio de Mothersbaugh encaja como un guante. De la primera (cuya banda sonora no ha sido publicada), lo más recordado es la canción folk de los títulos de crédito, ‘You’re dead’, de Norma Tanega, que también aparecía en la película del mismo título, de Waititi, en la que se basa.

El éxito del compositor reside en la forma en que usa la música con cada personaje, con tonos sacados de Oriente Medio para Nandor y de Grecia-Rumanía para Nadja (su tema de órgano, al pensar en su amante Gregor, es uno de los más míticos de la primera temporada, junto a los números musicales durante el juicio del Consejo vampírico internacional). Aunque nuestro personaje favorito siempre será Colin Robinson, el vampiro energético.

 
 

Y de la segunda, una serie que aporta una nueva visión sobre los piraras y que no pretende ser demasiado rigurosa históricamente, la banda sonora resulta igual de desconcertante –nada que ver con la grandilocuencia y épica de ‘Piratas del Caribe’, obra de Klaus Badelt, en primer lugar, y un Hans Zimmer que dobló la apuesta–, con unos temas en los que los instrumentos principales son la guitarra española y el clavicordio (es usado habitualmente para mostrar cómo el refinado capitán Stede Bonnet, que abandonó a su mujer y a sus hijos y su cómoda vida de aristócrata para convertirse en pirata, está totalmente fuera de su ambiente) e incluso con aroma al spaghetti-western de Ennio Morricone (‘Gull eye’ es un buen ejemplo’), y que se combinan con numerosas piezas clásicas (de Bach, Verdi, Beethoven, Debussy…).

También hay varias canciones modernas que suenan al final de algunos episodios, como ‘Our prayer’, de The Beach Boys’; ‘Perfect day’, de Lou Reed, y ‘The chain’, de Fleetwood Mac, al más puro estilo de otras series de época como ‘Peaky Blinders’, mientras que ‘Los Bridgerton’ y ‘Westworld’ optan por un modelo mixto, versionar en estilo clásico la música contemporánea.    

 
 
 

En el segundo volumen del reportaje, se incluyen series como ‘Hannibal’, ‘Demasiado viejo para morir joven’, ‘The Knick’, ‘Encerrado con el diablo’, ‘Les Revenants’ y ‘American Gods’, con música a cargo de miembros de bandas como Red Hot Chili Peppers, Mogwai, Pulp, Sigur Rós, Air y Elbow.